El mar horadaba
la roca lentamente y al hacerlo la iba mellando y llevándose con él algo de su
alma… pero también ponía al descubierto poco a poco los restos de lo que algún
día fue alguien llamado Graciela.
¿Cómo había
llegado hasta aquí este cuerpo blanco, inánime, marmóreo y bello en su
quietud?... La policía ya había comenzado sus pesquisas, pero a mí me bastaba de
momento con el dictamen inicial del forense, en cuanto a que no presentaba
lesión externa alguna y tampoco síntomas de envenenamiento o de asfixia.
El paraje era
realmente extraño. En una bahía sin apenas playa, salvo cuando bajaba la marea
que dejaba al descubierto peñascos intransitables hasta que se encontraba el
muro que representaba el gran acantilado de piedra. No había otro acceso
posible que no fuera el mar. Y el cuerpo de Graciela no presentaba herida
alguna ni siquiera por el ir y venir continuo de las olas. Eso era lo más
extraño. Parecía justo como si en el momento de ser descubierto lo acabaran de
depositar en ese sitio.
La blancura y
juventud de su cuerpo se oponía a la negrura de su pelo color azabache y al
entorno en que fue encontrada. Reconozco que me tenía más que obsesionado. No
había visto una belleza similar en toda mi vida. Era como si hubiese sido
diseñada para el amor y para el placer. A pesar de la muerte todavía podía
apreciarse la sensualidad indolente de su cuerpo… Era casi insolente que un
cadáver fuera capaz de transmitir esos sentimientos… y deseos…
Sacudí la cabeza
con irritación… Ya estaba bien de fijarme solo en la forma de su cuerpo y no
ser capaz de pensar el modo en que había llegado hasta aquí y el motivo de su
muerte.
Cuando bajé con
el helicóptero por segunda vez, ya sin cadáver y habiéndose llevado las
posibles pistas que hubiera los criminólogos, recorrí mientras la marea estaba
baja este pequeño lugar inhóspito, peligroso y dañino. Durante horas caminé, si
a brincar como una cabra se le puede llamar caminar, por ahí. Había bajado
convencido de que encontraría algo pero hacía tiempo que me había dado cuenta
de que perdía el tiempo.
Justo en el
momento en que me giraba para dar las órdenes al helicóptero lo vi. Podía no
ser nada pero había que investigarlo. Era un promontorio saliente hacia el mar
por el que me pareció entrever la entrada a una cueva o un escondite o soporte.
Así que me acerqué, metiéndome en el agua fría y nadando para acceder a él. La
ropa la había dejado fuera por lo que al incorporarme dentro de lo que resultó
ser una cueva tenía frío, mucho frío. Desde donde yo estaba podía presenciar un
agujero negro, tan negro como una noche de luna nueva en mitad de una campiña y
sin estrellas. El suelo ascendía bruscamente y me pregunté si tendría
suficiente altura como para poder permanecer en él hasta la nueva bajada de la
marea, pues faltaba poco para que subiera. Solo me había traído conmigo una
pequeña bolsa impermeable y dentro una cantimplora de agua , la linterna , el
móvil, la radio y un cuchillo. Lástima no haber traído algo para comer porque
se me habían pasado las horas y no había comido nada desde el día anterior.
Me aseguré de que
la linterna funcionaba y fui ascendiendo por la gruta poco a poco. No había
nada más adelante que se pudiera prever, solo un camino que ascendía y
ascendía, un camino estrecho pero no tanto como para que no cupieran dos
personas una al lado de la otra. Miré el reloj y miré hacia dentro de la gruta
y decidí arriesgarme un poco más adentro. En última instancia, con lo que ya
llevaba subido estaba seguro de que no me iba a ahogar por la marea. Claro que
tendría que esperar hasta que volviera a bajar otra vez, pero era lo único que
me parecía pausible en aquellos momentos. Saqué el estuche del móvil pero no
había cobertura, desanduve el camino hacia la entrada otra vez y vi que la
marea había empezado a subir y aquel trasto seguía sin funcionar.
Por tanto, la
decisión ya estaba tomada. Saqué la radio y comuniqué al helicóptero lo que
había sucedido y me cercioré de que me entendieran en cuanto a la hora de venir
a buscarme a la mañana siguiente. Volví al lugar del que acababa de bajar y
proseguí mi ascensión entre la más negra de las noches.
Oía únicamente mi
respiración y mis latidos también cuando me esforzaba en intentar proseguir. El
frío húmedo había dejado paso a una temperatura ambiente soportable. Sudaba por
todos los poros de mi piel y mi corazón iba a 200 por lo menos. Me senté y
apagué la linterna mientras me recuperaba. Mi respiración entrecortada fue
dejando paso poco a poco a una respiración más profunda. Bebí un poco e intenté
aguzar el oído en la oscuridad. No se oía ni se veía nada. Si no estuviera tan
cansado me habría inquietado, al menos, hallarme en una situación tan
peligrosa?... No sé… no podía mantenerme despierto…
Un beso aleteante
se posó en mi boca e inconscientemente la abrí para recibir el profundo beso
que esperaba. Seguí con los ojos cerrados deleitándome en la frescura de tu
boca, en el olor prohibido de tu piel, en la fogosidad de nuestras lenguas,
abrasándose en la boca y abrí los ojos para verte. Eras tan preciosa y yo era
tu amante, tu amante irrevocablemente. Te abracé y te arqueaste hacia mí,
desnudos como estábamos. Podía notar mi deseo urgente de ti… tu boca me buscaba
nuevamente y nos envolvimos en un beso sin fin. Acaricié tus formas tan
sensuales, tan perfectas para mí. Tu piel tibia y suave al tacto me emocionaba
por su blancura de nieve, lo que contrastaba con tus cabellos negros y lacios
que se colaban por todas partes… ¿Cómo podías ser tan perfecta? Si hubiera
querido imaginar para pintar o esculpir a la mujer ideal tú habrías salido de
mi cincel o del pincel…
Pasé mis manos
por el pelo suave y deteniéndome en la nuca te acerqué nuevamente a mí. Era
imposible apartar mis ojos de la profundidad de tus ojos verdes…, tan
cambiantes como tú misma. Siempre sorprendentes! Ahora permanecían
entrecerrados gozando del placer de mis caricias y se derretían mansamente en
mi mirada. Tu cuerpo tan dormido como estaba el mío cuando me despertaste, iba
resucitando y moviéndose rítmicamente al compás de mis dedos. Mis manos te
exploraban como si fuera la primera vez y tú reaccionabas del mismo modo. Te
acerqué a mí deseando fundirme con tu piel, penetrar en ti y ser uno solo por
tiempo indefinido. Mi deseo urgía…Tu gemías y tus palpitaciones reflejadas en
tu cuello eran rápidas. En un solo movimiento te situé encima de mí y tú me
guiaste hacia tu interior. El acoplamiento era perfecto y los dos sabíamos seguir
los movimientos necesarios para llegar al clímax y te pasé el testigo para que
prosiguieras tu propio ritmo. Intentaba seguirte sin correrme aunque era
verdaderamente difícil (¿en qué podía pensar para evitarlo?)… En mi mente solo
estabas tú y tus deliciosos y apasionados movimientos…No iba a durar mucho más
aquello, pensé mientras acariciaba tus pechos turgentes, duros y enhiestos como
banderas…Era imposible controlarlo por más tiempo… Mi cuerpo imprimió un ritmo
mucho más rápido y fuerte y exploté dentro de ti…
En ese momento
desperté. Tú estabas a mi lado, dormida, mi dulce amante, mi Graciela y recé a
Dios por tenerte conmigo, viva y palpitante. Me di la vuelta y te abracé.
Fdo. Ricardo
Corazón de León.
Este fue el primer cuento que publiqué en un blog. Me sentí muy entusiasmado.
ResponderEliminarSi , ya lo recuerdo , fue muy emocionante verlo allí publicado ,pero tengo que decirte que lo vuelvo a leer y vuelvo a sentir todo lo que describes en la gruta ,
ResponderEliminar¡¡¡¡ Sigue escribiendo ESCRITOR !!!!, y lo de las mayúsculas no me he confundido , es que lo eres y con mayúsculas , todos te lo agradeceremos , cuéntanos tus sueños . Un beso .
Gracias Ricardo por dejarme la pista hasta este cuento o relato.
ResponderEliminarMe han gustado tus letras, veo que aún hay pocas, pero me quedaré a la espera de más. Siempre es un gran placer descubrir nuevos sitios de lecturas, mi gran pasión.
Un abrazo
Gracias, mi dulce Anai, y mientrasleo. Gracias por los comentarios. Y si, espero que haya más letras. Espero aprender a manejar el blog.
ResponderEliminarLástima que se acabó. Queremos más. Me gusta. Escribes muy bien. =)
ResponderEliminarLa música es excelente. Lástima que no la hayas podido incluir como hiciste en el KIT-KAT. Es un incordio, tener que abrirle una ventana aparte para escucharla mientras leo.
ResponderEliminarEs tan romántico, tan sensual y me encanta todo lo que le acompaña, la musica maravillosa como tu Ric.
ResponderEliminarAhora que ya puedo comentar desde aquí mismo, no podía dejar de decirte - de nuevo - lo que me ha encantado tu relato. Cuanta pasión y erotismo, y también ternura y amor. Un sueño maravilloso. Felicidades, Ricardo!!!! Sabe a poco, espero poder seguir leyendo más relatos muy pronto.
ResponderEliminarHola Ricardo, es el segundo relato que leo de ti....me encanta tu manera de escribir.Este me ha gustado mucho, relato sensual y erotico, escrito con mucha sensibilidad y ternura a la vez.En fin; no tendré mas remedio que seguir leyéndo tus relatos....jajajaajajaajaj
ResponderEliminarUn saludo
Paki
Pues para ser el primero, es muy bueno. Tiene tintes y matices muy variados, que comienzan con una historia detectivesca y policíaca, se aproxima a lo misterioso posteriormente, más tarde al erotismo y concluye oníricamente, todo en un relato sin solución de continuidad que lleva al lector a adentrarse en la mente del protagonista y sentir como él siente y ser él mismo.
ResponderEliminarMe extraña que no lo haya comentado antes pero perdona no haber dejado aquí mi comentario. Lo hice en el blog en el que lo publicaste y en facebook pero no en tu blog.
Gracias por compartir el aluvión de sentimientos que provoca este relato.