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lunes, 21 de julio de 2014

IMBORRABLE, por Ricardo Corazón de León

No os hablé de que este relato es parte de un juego que ideó, Ramón Escolano, en su blog Jukeblog. Se trata de que en los blogs que se enumeran después del relato y en los que se sumen y se añadan a participar, se cuelgue un relato que tendrá que contener una frase determinada. En esta ocasión fue El objeto que sujetaba era un pequeño cilindro con un agujerito en la parte superior. Se lo acercó a la nariz y lo olió, de la novela de Isaac Asimov, En la arena estelar. Esto ocurrirá solo los tercer lunes de cada mes. Es decir, que hasta el 18/19/2014 no habrá otra de este juego.
Lo más divertido es ver y comentar lo que los otros han escrito con una frase tan peculiar. Espero que el mío os encante pero también los de los otros blogs que están abajo. Disfrutad que el verano es corto!!!

                (Foto obtenida en google. Autor desconocido)




                                 IMBORRABLE
                                     Por Ricardo Corazón de León

El objeto que sujetaba era un pequeño cilindro con un agujerito en la parte superior. Se lo acercó a la nariz y lo olió, después de haber mirado por él y no ver nada y hacerlo sonar sin resultado. El olor tampoco le dio ninguna pista pues no tenía aroma alguno. Sabía que debía tener importancia y que, de algún modo, servía para algo relevante pero, de momento, es lo único que tenía. 


Repasó el lugar donde se encontraba. Había llegado allí a través del bosque de arrayanes, un increíble lugar al que había llegado para verlo de vacaciones, en temporada baja para no tener compañía. Tuvo que recorrer medio mundo para ver por fin aquellos árboles únicos que solo existían en esa isla. Llegó hasta allí en una barca de motor porque su viaje incluía esta visita, pero el guía brilló por su ausencia. Le dio dos horas para regresar al embarcadero y luego se iría, no volviendo a pasar hasta el día siguiente.


Tras examinar meticulosamente el color azafrán de los arrayanes descortezados; eran una de las pocas especies que a medida que crecen y son más añosos van desembarazándose de la corteza que los presenta como iguales a los otros, del mismo color. Sin embargo, una vez caída, el color azafrán, el olor particular de los mismos, la calidez de sus troncos los volvía únicos. Era como estar en un cuento de Walt Disney. 


Fue curioseando por donde seguía el camino y dio con una cabaña que parecía sacada del mismo dibujo de Hansel y Gretel. Por supuesto, entró. Estaba seguro de que era un reclamo para turistas. ─¡Que gente! ¡Cómo se aprovechaban de cualquier circunstancia para atraer extranjeros y nacionales, incluso!


Al entrar todo era como imaginó pero vacío, estaba todo abierto y había bebidas, caja registradora no enchufada y todo sin funcionar, pero se tomó un agua y cogió una Pepsi light para el camino. La metió en la mochila y siguió. Se dirigió nuevamente a la puerta y salió pero en vez de llegar de nuevo al bosque entró en otra habitación exactamente igual a la que acababa de dejar. De hecho, miró a ambos lados para comprobarlo otra vez y no había ninguna duda, dos cuartos iguales. ─Me he debido equivocar de puerta ─se dijo en voz alta para darse seguridad─. Estoy muy despistado.

Cerró la portezuela y se dirigió a la siguiente, repitiéndose el proceso anterior, una y otra vez, una y otra vez hasta haber abierto todas las puertas que había en la sala. También optó por traspasar y quedarse en la nueva habitación, marcando, no obstante, la salida que acababa de cruzar, y como no llevaba rotulador o similar, lo hizo mediante una muesca con su cuchillo de cazador. Esto le tranquilizó un poco y se dispuso a hacer lo mismo que había hecho y obtuvo los mismos resultados. Empezó a desordenar los objetos, al mismo tiempo, que se inquietaba y comenzaba a sentir miedo. Esto no era posible. ─¿Qué demonio está pasando aquí? ─gritó para sí mismo, pues nadie había allí. Pensó en el guía que, al no verlo, se alertaría y vendría a buscarlo, pero luego recordó que había dicho que si no aparecía le recogería al día siguiente. Por tanto, le costaba reconocer que tendría que pasar la noche en ese lugar laberíntico. 


Le recorría por la espina dorsal una sacudida de terror al pensar que quizás este sitio no existía en la realidad, ahí fuera, en el bosque de arrayanes. Sus pelos se pusieron de punta y sintió frío y honda preocupación. Pero no se rindió, siguió buscando y marcando puertas que luego nunca encontraba. Era inaudito. Si se lo cuentan no se lo habría creído. No era un chiste, salvo que todo terminase bien, pero aún así a él no le parecía ningún chiste y no le hacía ninguna gracia. Pasó tres horas abriendo y cerrando puertas hasta que cansado se sentó en una de las mesas con sillas preparadas y distribuidas por todo el salón. Estaba exhausto. Se recostó sobre sus brazos apoyados en la mesa y recorrió el suelo sin darse cuenta de lo que veía, pero de pronto algo le hizo volver a la realidad. Había una trampilla debajo de una de las mesas centrales. ─¡Eureka! ─chilló, sintiéndose mejor por momentos.

Se puso en pie y abrió la portilla que llevaba al sótano. No había luz alguna. Sacó su linterna de explorador curtido y repasó la escalera que descendía y el lugar milímetro a milímetro. No había nada más que las paredes excavadas y el suelo de tierra batida. Todo con el color azafrán de los arrayanes. Después de repasar una y otra vez encontró este objeto. Un pequeño cilindro con un agujerito por arriba y con el que no sabía qué hacer. Estaba seguro de que este abalorio le sacaría de aquí como si fuera una varita mágica, pero lo que no sabía era cómo hacerlo funcionar. Probó soplando hacia fuera y adentro, con la nariz y con la boca, intentó oír algo por si producía algún sonido. Metió todos los dedos de la mano (los que cabían) en ese agujerito y ya no se le ocurría qué más hacer. Ensayó con palabras ridículas en cualquier otra situación, pero no aquí. ─¡Abracadabra! ¡Abracadabra! ─decía mientras estiraba el cilindro hacia un lado u otro. Creía que podría salir un rayo y abrirle la puerta al mundo exterior.


Finalmente, desistió. Se sentó en el suelo y lloró amargamente mientras sostenía el objeto en sus manos. ─¿Qué era esto y por qué le ocurría a él? ¿Era un castigo? ─pensaba, pero no se le ocurrió qué podía haber hecho para merecerlo. Repasó su vida, los acontecimientos más importantes. Era soltero, no tenía hijos, hijo único, sin familia, adinerado y dedicado a viajar por todo el mundo investigando y conociendo nuevos lugares. ─¿Qué he hecho mal? ─dijo en voz alta. ─Necesito ayuda, por favor ─y siguió llorando con desconsuelo. Cuando una de las lágrimas alcanzó el agujerito que había en la parte superior una melodía como de cuento de hadas se oyó, poco a poco desaparecían las paredes, la escalera y el suelo en el que estaba tumbado y aparecía el bosque de arrayanes sobre cuyas hojas otoñales se hallaba ahora. El cilindro había desaparecido, a pesar de que lo buscó. Pero le interesaba mucho más salir de ahí y comprobar que se hallaba en el camino correcto y no en otro mundo, así que corrió hasta vislumbrar un camino que siguió, recordando que el guía le había dicho que solo había uno de ida y de vuelta, de modo que daba igual qué sentido cogiera. Tiró por la derecha y tanto subía como bajaba por el sendero de cemento y travesaños de madera. Estaba agotado pero la adrenalina le daba alas y el cielo estaba empezando a oscurecerse, por lo que aún puso más ahínco por llegar a alguna parte y, finalmente, en la distancia vio el muelle donde se encontraba la barca, con su guía y el propietario de la misma a bordo, que le estaban esperando. 


Gritó lo más fuerte que pudo para que no se fueran y ultimó los metros que le quedaban a la velocidad de una gacela. En cuanto llegó al muelle se desplomó mientras el guía le sujetaba para que no cayese al suelo. Se había quedado inconsciente. Lo tumbaron allí mismo, en el dique y le cubrieron con mantas. En sus desvaríos veía claramente cómo unos seres diminutos de color canela reparaban cada uno de los árboles quitando las señales que los turistas enfermizos y maleducados marcaban sobre ellos. También reparaban las ramas resquebrajadas y ayudaban a caer a las hojas ya marchitas. En sus sueños vio un hada, si es que eso era un hada, pues ignoraba cómo eran. Era una pequeña, pero mucho más grande que las figuritas diminutas de color canela. Tenía alas de color dorado pero transparentes y ella se asemejaba en todo a una figura humana, salvo por tener las orejas puntiagudas y los labios verdes. Parecía que era ella la que dirigía a los obreritos aunque no se pronunciara ni una sola palabra. Seguía sonando la música que había escuchado al producirse el hechizo como si saliese de unos bafles instalados en todas partes del bosque. Esa princesa del tamaño de una niña de siete años, vestida con hojas rojas de parra se acercó solemnemente al cazador tumbado. Le besó en los labios y le hizo un gesto de imposición de silencio, mientras le guiñaba un ojo y el dedo lo llevaba a sus labios. Con un chasquido de dedos apareció en su mano el cilindro con un agujerito en la parte de arriba y se lo metió al hombre en uno de los bolsillos del pantalón de cazador que llevaba. Por último, realizó otro chasquido y en su mano apareció una especie de cristal verde en forma de lágrima y se lo puso en el corazón, diciéndole con esa voz que se le quedaría en la memoria durante toda su vida:


─Las lágrimas son la sangre del alma. Si son de dolor o angustia utiliza el pocito y si son de alegría haz lo mismo con la lágrima verde. Unas a otras se llenan y recuerda que si tienes lágrimas no dejes de verterlas. ─diciendo esto sonrió y se evaporó.


En ese momento, el señor Fernández-Villa recobró el conocimiento. Permaneció unos minutos recuperándose y pensando. En toda su vida nunca había llorado por nada ni por nadie y ahora había llorado de dolor, miedo y angustia en el sótano y de alegría y paz en este momento. Se encontraba más completo, más fuerte, no sabía describirlo bien pero la sensación era muy gratificante. Y comprendió.

                                                                FIN

35 comentarios:

  1. Un relato pleno de emociones, metáforas, fantasía y buen humor (por lo menos yo me he reído en algunos tramos). Me encantó amigo mío. Un abrazo.

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    1. Mi querido amigo. ¡Cómo no verte el primero comentando! Ni siquiera le he dado publicidad en ningún sitio y ya estás aquí el primero. Me alegra mucho que te gustase y más que te hayas reído. No hay cosa más importante para nosotros que el entretener, verdad?

      Un abrazo muy fuerte.

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  2. Oh! Qué bonito final! Me encantó Ricardo. Muy, muy lindo :)
    Un abrazo,

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    1. Hola, Karina. Tu evolución desde que te conozco me deja perplejo pues te conocí como poetisa y no muy buena, precisamente. Más bien como una contadora de lo que no podía decir en alto. Hasta ahora que has pegado un cambio de 180º y en el que actualmente estás, donde ya te has atrevido a escribir una novela, has contado relatos picantes, picantes, otros de fantasías, has mejorado tus poesías hasta llegar a ser bonitas y ahora te apuntas a este sarao....!!! xD!!!
      Me alegro que te haya gustado tanto (ahora, porque si me lo dices antes hubiera pensado que era totalemente rosa merengue para que me dijeras tal cosa, jajajajajaja...).

      Un abrazo mi querida amiga. Estoy deseando leer el tuyo.

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    2. Oh!! pero me hacés saltar las lagrimitas, sos un amor, gracias Ricardo. Créeme que te digo que acabo de hacer en este momento una entrada para presentar la novela ( en unos días supongo la compartiré) pero que en donde justamente hablo de la evolución que siento y es gracias, en especial, a vos que me ayudaste y seguís ayudando tanto para que mejore.
      Te agradezco que veas en mí la evolución, me siento súper halagada. Pero me siento más contenta por tenerte de amigo.
      Un abrazo enorme, que sepas que aunque no sepa ser muy crítica, cuando algo me parece lindo soy sincera y no dejo de decirlo. Y este relato tuyo lo es.
      Un abrazo de esos que te estrujan los huesitos jijiji.♥

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  3. Qué angustia me has hecho pasar, por Dios! Yo que soy claustrofóbico (entre otras muchas fobias), y un gallina de categoría... Madre del amor hermoso...
    Genial relato, amigo Ricardo, y muy bien usada la frase, y el objeto.
    Me alegra que tu también hayas aceptado participar en el juego :)
    Un saludo y gracias mil !!!

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    1. Pues mi personaje era como tú pero se me pasó decirlo claramente en el relato, jajajajaja... Ibas a ser mi prota pero lo de la pasta gansa, hijo único (no me quería cargar a tu hermano), y con todo hecho desde que nació... como que no. Así que seguí con este que al final me cayó bien y todo.

      Creo que estamos a la altura todos del juego y me encantará que se sigan apuntando personas. Es divertido.

      Un saludo, Ramón.

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  4. Qué necesarias son las lágrimas!!!
    Me ha encantado Ricardo... Gracias...
    Besos!!

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    1. Hola, Marta. Muchas gracias por pasarte por aquí. Eres una de mis lectoras favoritas. Si, son muy necesarias las lágrimas. Mucha gente las perdió y la capacidad de llorar pero lo peor es que muchas más personas jamás lloraron de alegría y... de alegría... también se llora. Que yo recuerde 3 veces en mi vida lloré de alegría yy, desde luego, nada tenían que ver entre sí, pero fueron tan mágicas que por más años que pasen permaneceran como este cuento, IMBORRABLES.
      Gracias, pequeña, por pasarte y comentar.

      Muchos besos.

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    1. Muchísimas gracias, María. Supongo que tú también concursarás pero sea lo que sea, me alegro mucho de que te hiciera feliz.

      Un abrazo.

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  6. Absolument fantastique , j'ai aimer , surtout la fée et l'émotion soly...

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    1. Merci beaucoup, Soly Parvathy.
      J'aime beaucoup aussi toutes les fées du monde et je sais que toutes les femmes sont toujours une petite fée. Peut être qu'elles ne soient pas, mais moi oui,
      Il me plait beaucoup te voir par ici. À plus tard!!!

      Je vous embrasse. Belle journée!!!

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  7. Saludos Ricardo. Vaya que nos lo has hecho pasar mal, eh?? Menos mal que él, al final, "comprendió". Me ha gustado tu texto y también me ha gustado participar en este juego. De modo que
    Nos leemos. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Mary Ann. La verdad es que no solo me alegro de participar en este juego porque sea divertido, sino porque ha sido una especie de katarsis que me ha hecho despertar de nuevo a las musas y ponerme a escribir. Llevaba en dique muerto más que seco 4 meses de muchas penas. Ya todo paso pero me quedaba el escribir y no había forma. Este juego lo ha conseguido.
      Así que nos leemos.

      Un abrazo y bienvenida a mi blog.

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  8. Saludos Ricardo. Vaya que nos lo has hecho pasar mal, eh?? Menos mal que él, al final, "comprendió". Me ha gustado tu texto y también me ha gustado participar en este juego. De modo que
    Nos leemos. Un abrazo.

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  9. Buenos dias mi chico favorito me normal me as echo pasar mal pero me encato es fantastico tu relato.Feluz diaTodo un honor para mi con mucho respeto felicidades y muchos besos..

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Muchísimas gracias, Cristina por el comentario y mucho más si te gustó. Estoy ufano y dichoso. Pero si este te gustó, seguro que los que están en los otros blogs con la misma frase obligatoria, también te gustarán. Yo llevo 4 leídos y para cada uno el objeto es distinto y tiene un uso diferente y todos me gustan. Es un juego muy divertido.

      Un abrazo muy fuerte.

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  10. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  11. Divino!! Adoro los arrayanes y la manera en que los describes me encantó! Felicidades!

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    1. Muchas gracias Patricia. Tienes muy buen gusto. Son preciosos.

      Un saludol.

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  12. Un relato fantástico en ambos sentidos de la palabra. Hasta yo he llegado a sentir angustia en algún momento jajaja. ¡Un besín!

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    1. Gracias, Gema. Me ha logrado que te haya hecho sentir angustia porque era mi propósito. Gracias por pasarte y comentar.
      Encantado de conocerte.

      Un saludo.

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  13. Un texto realmente precioso, ha sido de los que más me ha gustado de este juego!
    Un besazo <3

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    1. Gracias por tu comentario y por tus palabras. Me alegro que te haya gustado. Eso siempre es un halago.

      Un abrazo, guapa.

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  14. Uyyy!!! He leído tantos que algunos ya no los recuerdo pero este sí, este es IMBORRABLE. Gracias por escribirlo y por compartir con nosotros tu extraordinaria imaginación e impecable escritura.

    Un abrazo de oso, lucero.

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    1. Muchísimas gracias a ti, Isa. Es muy raro que comentes, ya sé que no tienes tiempo. Por eso te lo agradezco doblemente y ya con lo que me dices me quedo satisfecho.

      Un abrazo de oso que recibo y otro que te envío y que te daré en persona.

      Feliz fin de semana a todos!!!

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  15. Es un final precioso el de las lágrimas, vas siguiendo la historia y no te das cuenta hasta su desenlace. Me ha gustado.

    Saludos.

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    1. Muchas gracias, Nel.
      Me alegro que te haya gustado. Yo tampoco me daba cuenta de lo que estaba escribiendo hasta el final. Gracias por la visita.

      Un saludo.

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  16. Me ha gustado, Ricardo. Consigues transmitir la angustia de tu protagonista y terminas con un toque feérico y dulce que te deja un buen regusto al terminar de leer. Jejeje, unos son optimistas y otros no tanto XD. Besos guapo.

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    1. Muchas gracias, Sandra.
      Un placer muy grato tenerte por aquí y por tus comentarios. Besos para ti y espero que te unas a nuestro juego. Total, es solo una vez al mes. ¿Te animas?

      Un abrazo.

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  17. Hola, amigo.
    Sigo leyéndote pero ya sabés por qué no comento. Esta vez pude y vuelvo a darte las gracias por subir todo lo que escribís pues sos uno de mis escritores favoritos. En todos los temas me gustás.
    Dale ahí, Ricardo.
    Besos internacionales.

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  18. Muchísimas gracias, Victoria.
    Sé que me lees desde el otro lado del charco y te lo agradezco. Es más, tengo más público lector de América Central y Sudamérica que en la propia España.

    Recibo tus besos y te mando otros de vuelta.

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