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domingo, 8 de enero de 2012

Solsticio de invierno, de Ricardo Corazón de León




El mar horadaba la roca lentamente y al hacerlo la iba mellando y llevándose con él algo de su alma… pero también ponía al descubierto poco a poco los restos de lo que algún día fue alguien llamado Graciela.
¿Cómo había llegado hasta aquí este cuerpo blanco, inánime, marmóreo y bello en su quietud?... La policía ya había comenzado sus pesquisas, pero a mí me bastaba de momento con el dictamen inicial del forense, en cuanto a que no presentaba lesión externa alguna y tampoco síntomas de envenenamiento o de asfixia.
El paraje era realmente extraño. En una bahía sin apenas playa, salvo cuando bajaba la marea que dejaba al descubierto peñascos intransitables hasta que se encontraba el muro que representaba el gran acantilado de piedra. No había otro acceso posible que no fuera el mar. Y el cuerpo de Graciela no presentaba herida alguna ni siquiera por el ir y venir continuo de las olas. Eso era lo más extraño. Parecía justo como si en el momento de ser descubierto lo acabaran de depositar en ese sitio.
La blancura y juventud de su cuerpo se oponía a la negrura de su pelo color azabache y al entorno en que fue encontrada. Reconozco que me tenía más que obsesionado. No había visto una belleza similar en toda mi vida. Era como si hubiese sido diseñada para el amor y para el placer. A pesar de la muerte todavía podía apreciarse la sensualidad indolente de su cuerpo… Era casi insolente que un cadáver fuera capaz de transmitir esos sentimientos… y deseos…
Sacudí la cabeza con irritación… Ya estaba bien de fijarme solo en la forma de su cuerpo y no ser capaz de pensar el modo en que había llegado hasta aquí y el motivo de su muerte.
Cuando bajé con el helicóptero por segunda vez, ya sin cadáver y habiéndose llevado las posibles pistas que hubiera los criminólogos, recorrí mientras la marea estaba baja este pequeño lugar inhóspito, peligroso y dañino. Durante horas caminé, si a brincar como una cabra se le puede llamar caminar, por ahí. Había bajado convencido de que encontraría algo pero hacía tiempo que me había dado cuenta de que perdía el tiempo.
Justo en el momento en que me giraba para dar las órdenes al helicóptero lo vi. Podía no ser nada pero había que investigarlo. Era un promontorio saliente hacia el mar por el que me pareció entrever la entrada a una cueva o un escondite o soporte. Así que me acerqué, metiéndome en el agua fría y nadando para acceder a él. La ropa la había dejado fuera por lo que al incorporarme dentro de lo que resultó ser una cueva tenía frío, mucho frío. Desde donde yo estaba podía presenciar un agujero negro, tan negro como una noche de luna nueva en mitad de una campiña y sin estrellas. El suelo ascendía bruscamente y me pregunté si tendría suficiente altura como para poder permanecer en él hasta la nueva bajada de la marea, pues faltaba poco para que subiera. Solo me había traído conmigo una pequeña bolsa impermeable y dentro una cantimplora de agua , la linterna , el móvil, la radio y un cuchillo. Lástima no haber traído algo para comer porque se me habían pasado las horas y no había comido nada desde el día anterior.
Me aseguré de que la linterna funcionaba y fui ascendiendo por la gruta poco a poco. No había nada más adelante que se pudiera prever, solo un camino que ascendía y ascendía, un camino estrecho pero no tanto como para que no cupieran dos personas una al lado de la otra. Miré el reloj y miré hacia dentro de la gruta y decidí arriesgarme un poco más adentro. En última instancia, con lo que ya llevaba subido estaba seguro de que no me iba a ahogar por la marea. Claro que tendría que esperar hasta que volviera a bajar otra vez, pero era lo único que me parecía pausible en aquellos momentos. Saqué el estuche del móvil pero no había cobertura, desanduve el camino hacia la entrada otra vez y vi que la marea había empezado a subir y aquel trasto seguía sin funcionar.
Por tanto, la decisión ya estaba tomada. Saqué la radio y comuniqué al helicóptero lo que había sucedido y me cercioré de que me entendieran en cuanto a la hora de venir a buscarme a la mañana siguiente. Volví al lugar del que acababa de bajar y proseguí mi ascensión entre la más negra de las noches.
Oía únicamente mi respiración y mis latidos también cuando me esforzaba en intentar proseguir. El frío húmedo había dejado paso a una temperatura ambiente soportable. Sudaba por todos los poros de mi piel y mi corazón iba a 200 por lo menos. Me senté y apagué la linterna mientras me recuperaba. Mi respiración entrecortada fue dejando paso poco a poco a una respiración más profunda. Bebí un poco e intenté aguzar el oído en la oscuridad. No se oía ni se veía nada. Si no estuviera tan cansado me habría inquietado, al menos, hallarme en una situación tan peligrosa?... No sé… no podía mantenerme despierto…


Un beso aleteante se posó en mi boca e inconscientemente la abrí para recibir el profundo beso que esperaba. Seguí con los ojos cerrados deleitándome en la frescura de tu boca, en el olor prohibido de tu piel, en la fogosidad de nuestras lenguas, abrasándose en la boca y abrí los ojos para verte. Eras tan preciosa y yo era tu amante, tu amante irrevocablemente. Te abracé y te arqueaste hacia mí, desnudos como estábamos. Podía notar mi deseo urgente de ti… tu boca me buscaba nuevamente y nos envolvimos en un beso sin fin. Acaricié tus formas tan sensuales, tan perfectas para mí. Tu piel tibia y suave al tacto me emocionaba por su blancura de nieve, lo que contrastaba con tus cabellos negros y lacios que se colaban por todas partes… ¿Cómo podías ser tan perfecta? Si hubiera querido imaginar para pintar o esculpir a la mujer ideal tú habrías salido de mi cincel o del pincel…
Pasé mis manos por el pelo suave y deteniéndome en la nuca te acerqué nuevamente a mí. Era imposible apartar mis ojos de la profundidad de tus ojos verdes…, tan cambiantes como tú misma. Siempre sorprendentes! Ahora permanecían entrecerrados gozando del placer de mis caricias y se derretían mansamente en mi mirada. Tu cuerpo tan dormido como estaba el mío cuando me despertaste, iba resucitando y moviéndose rítmicamente al compás de mis dedos. Mis manos te exploraban como si fuera la primera vez y tú reaccionabas del mismo modo. Te acerqué a mí deseando fundirme con tu piel, penetrar en ti y ser uno solo por tiempo indefinido. Mi deseo urgía…Tu gemías y tus palpitaciones reflejadas en tu cuello eran rápidas. En un solo movimiento te situé encima de mí y tú me guiaste hacia tu interior. El acoplamiento era perfecto y los dos sabíamos seguir los movimientos necesarios para llegar al clímax y te pasé el testigo para que prosiguieras tu propio ritmo. Intentaba seguirte sin correrme aunque era verdaderamente difícil (¿en qué podía pensar para evitarlo?)… En mi mente solo estabas tú y tus deliciosos y apasionados movimientos…No iba a durar mucho más aquello, pensé mientras acariciaba tus pechos turgentes, duros y enhiestos como banderas…Era imposible controlarlo por más tiempo… Mi cuerpo imprimió un ritmo mucho más rápido y fuerte y exploté dentro de ti…

En ese momento desperté. Tú estabas a mi lado, dormida, mi dulce amante, mi Graciela y recé a Dios por tenerte conmigo, viva y palpitante. Me di la vuelta y te abracé.





Fdo. Ricardo Corazón de León.

10 comentarios:

  1. Este fue el primer cuento que publiqué en un blog. Me sentí muy entusiasmado.

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  2. Si , ya lo recuerdo , fue muy emocionante verlo allí publicado ,pero tengo que decirte que lo vuelvo a leer y vuelvo a sentir todo lo que describes en la gruta ,
    ¡¡¡¡ Sigue escribiendo ESCRITOR !!!!, y lo de las mayúsculas no me he confundido , es que lo eres y con mayúsculas , todos te lo agradeceremos , cuéntanos tus sueños . Un beso .

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  3. Gracias Ricardo por dejarme la pista hasta este cuento o relato.
    Me han gustado tus letras, veo que aún hay pocas, pero me quedaré a la espera de más. Siempre es un gran placer descubrir nuevos sitios de lecturas, mi gran pasión.
    Un abrazo

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  4. Gracias, mi dulce Anai, y mientrasleo. Gracias por los comentarios. Y si, espero que haya más letras. Espero aprender a manejar el blog.

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  5. Lástima que se acabó. Queremos más. Me gusta. Escribes muy bien. =)

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  6. La música es excelente. Lástima que no la hayas podido incluir como hiciste en el KIT-KAT. Es un incordio, tener que abrirle una ventana aparte para escucharla mientras leo.

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  7. Es tan romántico, tan sensual y me encanta todo lo que le acompaña, la musica maravillosa como tu Ric.

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  8. Ahora que ya puedo comentar desde aquí mismo, no podía dejar de decirte - de nuevo - lo que me ha encantado tu relato. Cuanta pasión y erotismo, y también ternura y amor. Un sueño maravilloso. Felicidades, Ricardo!!!! Sabe a poco, espero poder seguir leyendo más relatos muy pronto.

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  9. Hola Ricardo, es el segundo relato que leo de ti....me encanta tu manera de escribir.Este me ha gustado mucho, relato sensual y erotico, escrito con mucha sensibilidad y ternura a la vez.En fin; no tendré mas remedio que seguir leyéndo tus relatos....jajajaajajaajaj
    Un saludo
    Paki

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  10. Pues para ser el primero, es muy bueno. Tiene tintes y matices muy variados, que comienzan con una historia detectivesca y policíaca, se aproxima a lo misterioso posteriormente, más tarde al erotismo y concluye oníricamente, todo en un relato sin solución de continuidad que lleva al lector a adentrarse en la mente del protagonista y sentir como él siente y ser él mismo.
    Me extraña que no lo haya comentado antes pero perdona no haber dejado aquí mi comentario. Lo hice en el blog en el que lo publicaste y en facebook pero no en tu blog.
    Gracias por compartir el aluvión de sentimientos que provoca este relato.

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