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martes, 12 de agosto de 2014

EL SECRETO DEL HUEVO DE ORO XIX, de Ricardo Corazón de León

Hace mucho que no subo ningún fragmento de este relato largo o mini-novela que empezó aquí y cuyo capítulo anterior está acá. El tema de la novela para quienes se incorporen ahora es sobre un mundo anterior a nuestra civilización tan avanzado que parece increíble, de un amor que perdura por encima del tiempo y del espacio. Aventuras, acción, traición, suspense, thriller e intriga. De todo un poco. Pero sobre todo, ciencia-ficción.

 (Pintura de Benjamin Lacombe, autor surrealista contemporáneo)






Las sesiones de los científicos con Joyce y conmigo se sucedían a todas horas. Todos estaban impacientes por conocer el mundo en el que vivía ella. 


Así que Joyce les ilustró. Su señal de identidad era el anillo ovoide que llevaba en su mano derecha. El relieve complicado del mismo era la personalidad y la esencia de cada individuo y, a su vez, era la llave individual y única que le permitía abrir cualquier puerta, acceder a mecanismos de transporte, cobrar sus emolumentos, pagar lo que gastaba. Mientras eran niños no tenían anillos, aunque el ordenador central sabía quiénes eran sus padres y tenía las llaves originales de todos los muertos y todos los vivos. A la edad de siete años es cuando te dignifican con la asignación de tu anillo, que era una copia del que tenía el ordenador y que contenía todo lo relativo a tu personalidad y toda tu genética, y es cuando te presentaban a tu compañero, tu media naranja, tu complemento… la persona que el ordenador ha escogido para ti, a razón de tus gustos, tus intereses, inteligencia, emociones, físico… 


            ─ ¿Y así funcionan las parejas? ¿Son felices? ─ preguntó Richard─. ¿Perduran?


            ─ No siempre. La mayoría, sí. Los hay que se separan y van solos y tristes, muy pocos. Los hay que están a gusto, los hay que son felices, los hay muy felices y los hay que… ─ y aquí se calló, sin poder hablar, debido a la emoción. Tragó, se recompuso y prosiguió ─ los hay como nosotros, hechos el uno para el otro, tan unidos que forman uno solo, que han sido creados para estar juntos, que nunca se han separado desde que los presentaron y ni siquiera conciben esa palabra, que uno sin el otro no viven, son solo media vida… ─ y volvió a callarse y no habló más.

                               (Fotografía encontrada en google)

            Los científicos, desconsolados salieron. Entonces ella me pidió sus brazaletes. Yo se los di y volvimos a repetir el proceso. Ahí estaban de nuevo ellos dos y yo me sentía como parte integrante de todo. Vi unos riachuelos por donde ellos dos iban de la mano paseando. Ella vestía con solo una banda malva de una tela que se adhería a ella como una segunda piel y de sus caderas caían cuatro cuadrados de esa misma tela, unidos en la cadera, que se abrían al caminar, al correr, al moverse… resultando mucho más sensual y erótica que cuando iba completamente desnuda, ¡si es que eso era posible! Se subieron en una pompa iridiscente y transparente que flotaba sobre el agua y se introdujeron en una especie de túnel vertical donde había otros aparatos como el de ellos, aunque cambiaban de color, de forma y hasta llevaban muchas personas dentro. Unos iban rápido, los del interior y otros más despacio, los del exterior, los pegados a los bordes que  entraban o salían en oquedades horizontales a diferentes alturas. Ella me explicó que había cursado estudios de supervivencia en la capa terrestre, al igual que Egon y que vivían en la superficie, siendo al mismo tiempo su lugar de trabajo, en la planta más alta de su casa. Por lo que yo deduje, su trabajo era de controlador de la atmósfera, de meteorología, de gases nocivos o de cualquier hecho o anomalía que aconteciera en su zona de control.


            Vi su casa, la de ambos. Era una torre alta, muy alta y de cristal. En la puerta ella introdujo su llave y las puertas se abrieron, siendo elevados por un “ascensor” hasta la casa. En el momento de penetrar en su refugio dio a un mando en la pared, invisible para mí y todas las paredes existentes hacia el exterior desaparecieron, dando paso a un bosque de plantas extrañas para nosotros, animales diferentes y pájaros raros, una selva, un jardín lleno de flores de colores con formas insólitas, y una playa con una gran piscina, en la que había peces desconocidos y olas. Un chocante mirador y una cascada artificial. Las habitaciones eran extravagantes. No eran todas iguales ni entre sí ni se parecía a nada de lo que yo había visto. 


            Ella sintió la fresca brisa del atardecer y se dirigió a la playa, mientras se desvestía, zambulléndose en ella con placer. Los peces aguja, negros y rojos se acercaron de inmediato a picotearla pero en cuanto la reconocieron se apartaron sin herirla. Se dirigió nadando hacia las cascadas rocosas y se sentó en un hueco formado por las piedras, dejándose masajear con fuerza por el agua que caía sobre ella. Era muy placentero. Se relajaba completamente. La temperatura del agua era óptima pero si ella o él deseaban otra bastaba introducir su llave en la pared del jardín. 


A veces les gustaba sumergirse en el agua helada y nadar con furia, fuerte para que el frío pasase y cuando salían se sentían muy bien, su sangre circulaba más de prisa y ellos reían, contentos por la experiencia.


Egon había subido al piso más alto, separado de la casa por una planta en la que no existía nada, unido solo por el ascensor. Examinó los datos, tocó unos mandos y luces extrañas para mí y después de comprobar que todo estaba normal, se marchó, cerrándose herméticamente el laboratorio. Joyce también trabajaba allí y le gustaba.


            En cuanto bajó vio a Joyce en la playa, ella se escapaba risueña, metiéndose entre las algas y las plantas que se extendían en el agua. Él sonrió y desnudo se tiró a por ella, nadaron un poco, jugando a perseguirse hasta que él la tomó por detrás, le pasó una mano por el vientre y penetró en ella fuerte, haciendo arder sus entrañas con el fuego que desprendía. De este modo ella se dejó llevar, laxa, nadando él con el brazo libre. Con cada avance hacia la playa se introducía más profundamente en su interior. Ella estaba pasiva, dejándose hacer, sintiendo fuertes oleadas de placer con cada avance. Llegaron a la arena y como estaban, mitad del cuerpo en el agua y mitad fuera, contemplaron la puesta de sol tan hermosa que había. Él ya no se movía, estaba duro, fuerte, clavado en ella y le ardía el interior que se lo comunicaba a todo su cuerpo, hasta que alzó sus manos hacia él y gimió suavemente mientras sentía un orgasmo tras otro. Pero la noche era muy larga y él ya estaba preparando nuevas formas de amarla y de tenerla alrededor suyo entera. Se dio la vuelta sobre ella y ésta gimió de disgusto al sentirse vacía, pero solo fueron unos segundos, pues de nuevo se hallaba dentro de ella y la penetraba al mismo compás que las olas del mar se movían, adelante y atrás y ella sentía en todo su cuerpo el agua que le acariciaba y su pene rígido que entraba y salía. Creía que no iba a poder más de placer pero cuando él se derramó dentro, muy dentro de ella, Joyce tuvo el orgasmo más satisfactorio que había tenido. Aunque todos los orgasmos con Egon eran así, siempre el posterior era mejor que el anterior, siempre. 

(Ilustración hallada en google)


            Al terminar, Egon se acostó a su lado y así pudieron contemplar las estrellas en el cielo. Tan bellas y enigmáticas. Ella y él estaban colmados por lo que el espectáculo nocturno les acurrucaba y mecía como las olas.


            Tras lavarse y vestirse, se alimentaron y se fueron a dormir. En la postura habitual, ella con la cabeza en el pecho de él y éste abrazándola por detrás, arropados por una tela-manta que les mantenía en la temperatura idónea para sus cuerpos y que era tan delicada que ni se sentía y modelaba sus cuerpos a la perfección, se durmieron. 

         Cuando sonó una alarma ambos se despertaron y salieron para ver las noticias. Al hundir su anillo Egon en un muro, apareció un televisor en forma hexagonal, con un interlocutor al otro lado también en tres dimensiones. 


            En la transmisión se alertaba a los residentes en el exterior, en la superficie, para que apagaran todas las luces y se dirigieran hacia el centro de la ciudad situado en el octavo nivel. Egon apagó el televisor, tomó de la mano a Joyce y después de apagar las luces, la hizo tumbarse junto a él en el fresco césped. Desde allí pudieron ver tres “misiles” de Silver, que irrumpían en el espacio verticalmente y que subían y subían hasta perderse de vista. Un minuto más tarde, no se oyó pero sí se vio, una nueva súper-nova se contemplaba en el cielo negro cuajado de estrellas. Él volvió a introducir su llave encendiendo la televisión en la que se estaba comunicando que la alarma había cesado. Se trataba de una nave que no se identificó a pesar de las amenazas, por lo que habían tenido que derribarla. 

        Egon apagó y la llevó dulcemente en los brazos a la habitación donde la dejó ya dormida, recostándose a su lado. Y de esta misma manera, el brazalete dejó de producir ninguna emisión. Todo era oscuridad, así que Magnus abrió los ojos y el puño y retiró los brazaletes de ambos. Ella estaba dormida y parecía tan frágil como si se tratase de cristal. Sonrió y se durmió.
(Pintura de Sergei Ignatenko, autor impresionista contemporáneo)
















(Continua aquí)

21 comentarios:

  1. Ya hacía unas semanas que estaba yo echando de menos esta historia tuya, que nos dosificas con cuenta gotas (jodio de ti... jeje).
    No te puedo decir nada nuevo, amigo Ricardo, me sigue encantando y me sigo quedando con el ansia viva cuando acaba la dosis.
    Así que, nada, quedaremos a la espera de más.
    Saludos amigo!!!

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    1. Muchas gracias, Ramón. Era una deuda que me he quitado de encima en cuanto he podido. Quería hacerla semanal pero las vacaciones y otras circunstancias lo alteran todo. Ya no sé si los pobres lectores se acordarán de lo que han leído antes.

      Un abrazo.

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  2. Joder, yo quiero uno de esos brazaletes que son como cintas de vídeo pero que lo ves todo y lo sientes todo como si fueras el protagonista... ¿eso quiere decir que podía sentir los orgasmos de los dos, chica y chico? ummm ahí no sé yo si me fuera a gustar tanto eso... ja,ja,ja,ja,ja ¡Menuda imaginación tienes crack, eres un fenómeno!

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    1. Pues no, solo transmite imágenes a través de las cuales te imaginas el resto con el sonido, pero las sensaciones son tuyas. ¿Te parece bien así? Pues hala!!! a sentir, amigo mío. Cada cual que lo califique como quiera que lo que se escribe es interpretado siempre por el lector, con independencia de las intenciones del escritor.
      Muchísimas gracias por pasar y comentar, Frank.

      Un abrazo muy fuerte.

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Gracias, María E Cuesta. Entiendo que te gustó, jajajajaja...

      Un abrazo.
      PD. La próxima vez deja algo más explícito.

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  4. Les echaba de menos...
    Un mundo de sensaciones... me encanta cómo nos llevas de la mano con tus descripciones...
    Fantástico!!!
    No nos hagas sufrir tanto, por favor... Gracias Ricardo, besos!!!

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    1. Muchísimas gracias Marta. Es todo un placer tenerte de lectora impenitente de esta novela, que tenía abandonada hace tanto tiempo. Me alegro que te gustase y te aseguro que no os haré sufrir tanto.

      Un abrazo muy fuerte.

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  5. Un grand bonheur, un voyage dans le bracelet Ricardo,

    il ma sembler si familier ce jardin avec ces animaux étranges,
    la plage, les étoiles, l'harmonie sensuelle de ces deux amants si souriant,
    et amoureux , un cadeau du ciel ce soir cette fiction,
    c'est pour moi un bijou de votre plume ... j 'aime d'habitude vos écrits Ricardo, mais la c'est différent, j'adore sa ...

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    1. Ma chére Soly Parvaty, je vous reconnez par votre écriture et ses mots là. Merci bien de passer sur mon blog et de laisser là, comme d'habitude, votre commentaire, si especial autant que douce, voluptueuse comme le chapître.
      Un baiser et je vous embrasse, Soly.

      À dégouter une bonne journée, mon amie.

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  6. Qué capítulo más precioso! Amor, como me gusta a mí y encima pasión... Fantástica y original manera de contarlo y vivirlo. La disfruto cada vez más :)
    Gracias Ricardo, es una historia que tiene para todos los gustos!
    Un abrazo.

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    1. Gracias, Kary, tesoro. Sabía que este te gustaría especialmente y quería que lo leyeras para saber tu opinión... ¡como eres taaaaan románticaaaaa! jajajajajajja...
      Así deben ser todas las novelas contener un poco de todo, si no solo puedes llegar a un sector del público. De este modo se puede llegar a todos y que siga gustando. René Barjavel fue un genio.

      Un abrazo muy fuerte.

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  7. Desde luego te superaste esta vez, amigo. Rebella esta entrada. Le leí 3 o 4 veces y con esas pinturas e imágenes y la música... Ahh... como me ponés! Me encanta. Hoy seguiré por aquí. Voy a buscarte en google+ y en las entradas que me faltan por leer tuyas y de los amigos.
    Hasta la siguiente. Seguí, seguí!!!

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    1. Holaaaaaa... Cuánto tiempo sin verte por aquí. Ya sé que nunca puedes comentar y que me lees enteramente. Gracias por tus mensajes y tu apoyo y muchas gracias por intentar dejar este comentario que sé que te habrá costado un montón.
      Seguiré, seguiré... Mañana mismo es posible que publique continuación, antes que la gente vuelva a sus hogares terminadas sus vacaciones.

      Un abrazo muy, muy fuerte, pequeñaja, desde el otro lado del charco. Saludos a México!!!

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  8. Mira que me gusta tu novela, pero este capítulo en concreto me ha encantado, por fin vemos como es el verdadero amor de los protagonistas.
    Dejandonos una agradable sensación, como ver reflejada una situación vivida o un bonito recuerdo.
    Me ha gustado mucho corazón.
    Espero el próximo. Abrazos!!!!

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    1. En realidad esto es lo que más esperaba, tu comentario y ahora que lo veo no se me ocurre qué decir. ¿Qué raro, no? Pero tú sabes bien quién y qué me inspiró este capítulo y por qué lo hice.
      Muchísimas gracias por tu protagonismo en la novela y por tu comentario en el blog.
      Te llevo en mi corazón.
      Abrazos!!!

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  9. Ya estoy aquí! y poniéndome al día!! me alegra leerte y ver como pasas de un género al otro con tanta naturalidad. Estoy segura que la musa te favoreció, menudo frenesí. Voy a zamparme el siguiente capítulo!!

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    1. Gracias, Olga.
      Como siempre tu visita es muy esperada por mí y tus palabras me sostienen y me alegran. No siempre hace falta pero a veces sí, verdad? Voy al LOCO a saludarte.

      Un abrazo muy fuerte.

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  10. Rigardo, la escena de amor ha sido tan bien descrita que me pusiste a cien. Creo que los inventores deberían leer tu novela cogerían muy buenas ideas para descubrir artilugios de futuro. Un fuerte abrazo, Sotirios.

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    1. Muchísimas gracias por tus palabras, Sotirios. Son como un vigorizante. Espero de verdad que la novela vea la luz no solo en ventas sino en película e incluso en series, jajajajaja...

      Un fuerte abrazo.

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