(Pintura de Даниил Федоров)
UNA LEYENDA
El
ascensor se paró y cuando las puertas comenzaron a cerrarse, una mano se
introdujo entre las dos hojas, que retrocedieron rápidamente, y con una grácil pirueta
un joven se plantó en mitad, con un fuerte impulso que hizo que mi cabeza
chocase con la pared posterior del elevador, comenzando una caída grotesca e
irremediable hacia el suelo.
Todo
sucedió a cámara lenta, y lo que fueron unos segundos, se convirtieron en
muchos minutos.
No
sé qué cara puse pero si vi la de él. Era una mezcla entre sorpresa, susto,
dolor e incluso pena, al verme caer de aquella forma tan aparatosa.
El
ascensor seguía elevándose mientras yo intentaba aferrarme a algo para
levantarme dando manotazos al aire sin conseguirlo.
Él
lanzó sus manos para intentar sujetarme y lo único que consiguió fue agarrar mi
precioso vestido de lino abotonado de arriba a abajo, que se rasgó dejando al
descubierto toda mi ropa interior: Un coqueto conjunto de color turquesa.
Al
ver lo que estaba pasando, mis ojos se abrieron saliéndose de las órbitas,
dejando de dar manotazos y sujetando lo poco que podía salvar de mi vestido y
de mi dignidad.
Por
fin caí al suelo quedando sentada y mirando a mi agresor que pasaba su mirada
desde mi cara a su mano, donde tenía mi vestido destrozado, y tan sorprendido
como yo.
Era
una situación surrealista y absurda. De pronto su mirada se quedó fija sobre mí.
Miré hacia donde enfocaba sus ojos y vi que uno de mis pechos se había salido
del sostén y se exhibía orgulloso, como si estuviese asomado a un balcón, con
su rosada guinda señalando con descaro, oteando el horizonte y muy orgulloso de
su hazaña.
Sus
ojos se abrieron desmesuradamente y todo el susto se fue transformando en
vergüenza y azoramiento.
El
pobre no había articulado palabra, ni yo tampoco, solo leves gruñidos y ruidos
sin significado coherente pero que no necesitaban traducción.
Ahí
estaba yo, sentada en el suelo, solo con mi ropa interior, un pecho al aire y
mi cara a la altura del paquete de mi agresor, que parecía que tuviese vida
propia, puesto que cada vez se hacía más y más grande, llegando a tocar mi
frente.
Intenté
levantarme, para lo cual me aferré a sus nalgas, y cuando intenté levantarme,
el ascensor se paró en algún piso, ya ni recordaba donde estábamos.
(Pintura de Jack Vetriano)
Con
la inercia, quedé de rodillas frente al muchacho que intentaba sujetarme por
los brazos para levantarme y que al caer
de nuevo, se soltaron sus manos quedando sobre mi cabeza.
El
ascensor paró, estábamos en el piso diecisiete, la redacción del periódico.
Una
redacción abierta donde desde cualquier escritorio se podía ver la puerta del
ascensor.
Las
puertas se abrieron. Primero dos cabezas, después cuatro y en menos de un minuto
toda la redacción estaba en silencio mirando hacia nosotros dos. La escena era
indescriptible.
Él
de espaldas a la gente, con mis manos en su culo y las suyas en mi cabeza, el
vestido, el bolso y el portátil en el suelo, al apartarse la cosa no mejoró, yo
en ropa interior, con un pecho fuera y de rodillas frente a un abultado
paquete, que ya casi pedía socorro intentando salir de su prisión.
Yo
quería morirme, desaparecer en ese mismo instante, ser tragada por la tierra o
que el ascensor cayese en caída libre hasta el sótano, para que fuese una
muerte rápida, y morir habiendo sido una
leyenda, porque aquello se convertiría en todo un acontecimiento con un
final muy digno.
No
sucedió nada de lo que yo deseaba y seguro que mi acompañante pensaba algo parecido.
(Pintura de Fabian Perez)
Como
pude me puse en pie, metí mi explorador pecho en el precioso y pequeño
cubículo, de dónde no debería haber salido, mi agresor recogió mi vestido del
suelo y con muy poco arte intentó taparme con él, no consiguió hacer nada, así
que se lo quité de las manos y me lo puse de pañuelo por el cuello, echándolo
hacia atrás como sí se tratase de una estola. Su cara de sorpresa y una mirada
cómplice hicieron el resto.
Se
agachó a recoger mi portátil y mi bolso, que se colgó de su hombro y me ofreció
su brazo para salir de allí enhebrados, como si fuésemos a entrar en una
recepción en palacio, y de esta guisa recorrimos toda la redacción tan
dignamente como pudimos, pasando ante los estupefactos ojos de los que allí se
encontraban.
Llegamos
hasta el despacho del director, delante de cuya puerta nos paramos, para leer lo que ponía en la inscripción.
Isabelle Lebais
Directora
Así
fue mi primer día en mi nuevo trabajo y como conocí a Ricardo, el que hoy es mi
marido y consejero.
(Pintura de Jack Vetriano)
Una original forma de conocerse y establecer lazos de los buenos ..
ResponderEliminar:)
Muchas gracias MaRía por la parte que me toca, me alegro de que te haya parecido original y espero haberte sacado una sonrisa. Muy amable por comentar, un saludo!!!
Eliminar¡Qué bueno! Vaya forma tan "accidentada" de conocerse... Me ha gustado el giro final :-).
ResponderEliminarMuchas gracias Marsar por tu comentario, me alegro de que te haya gustado y haberte hecho pasar un ratito agradable. Un saludo!!!!!
EliminarGenial! Se me ocurren pocas maneras mejores de conocerse... Aunque he de reconocer que yo me habría muerto de la verguenza... jeje
ResponderEliminarMuy bueno!
Un saludo y gracias por comaprtirlo!
Muchas gracias a ti Ramon Escolano, por tan amable comentario. Es una situacion llevada casi al absurdo para provocar una sonrisa. Espero haberla conseguido y acompanada por este escenario tan agradable que ha preparado Ricardo es casi seguro que si. Un saludo.
EliminarDivertido y muy de comedia americana, muy simpático.
ResponderEliminarMuchisimas gracias José Martín Bartolomé por tu comentario.
EliminarObjetivo conseguido!!! Un saludo!!!
Es un relato estupendo. Muy divertido. Situaciones embarazosas que parece que no van a ocurrir nunca hasta que ocurren. Si no de esta forma de otra, pero siempre son azarosas.
ResponderEliminarUn saludo.
Un saludo María Del Mar Lana, y por la parte que me toca, darte las gracias por tu comentario. Me alegro mucho de que te haya gustado y te haya provocado una sonrisa. Un abrazo!!!
EliminarMe ha encantado tu puesta en escena, si es que todo lo que tocas lo conviertes en magia. Las fotos espectaculares ( mucho mejores que las mías) y la música. . Ya te lo decía yo, que tu acertabas seguro!!!!ch.
ResponderEliminarSolo me queda darte las gracias por tan hermosa entrada. Un saludo, un abrazo, un beso corazón! !!.
Como siempre me encanta todo lo que escribes.. Felicidades.!!
ResponderEliminarMuchas gracias Ana Liz!! Cuanto tiempo sin coincidir!! Espero que estés bien y me alegro mucho de que te haya gustado. Un abrazo!!!
EliminarMe encantó volver a leer esta historia. Muy divertida! Qué momento!!!
ResponderEliminarLa musica e imágenes... Hermosas!
Un beso!
Hola K@ry!!!
EliminarEl mago coge su varita mágica le da dos vueltas y el resultado es este. Un pequeño relato convertido en una gran historia!!! Un abrazo preciosa!!! Y muchas gracias por comentar!!!
Muchas gracias a todos. Yo solo hice que poner unas cuantas pinturas pero la historia lo merecía. De verdad. Es muy agradable ver tan copado mi blog a cuenta de la señorita Isabelle Lebais o de quien sea.
ResponderEliminarEn breve habrá otros.
Gracias muy especiales a Isabelle, ya era hora de que nos dejases un buen relato de los tuyos. Es todo un honor para nuestro blog. Un abrazo cálido y prolongado.
Gracias por escribirlo Isabelle!, me ha hecho reir al imaginarme la situación. Tengo q leer mas cosas tuyas, un beso Hada Isabelle!
ResponderEliminarGracias, Mercedes y te aseguro que si lees más historias o relatos suyos te encantarán. Aquí hay unos cuantos por si quieres empezar en este sitio.
EliminarUn abrazo.
Uno de los relatos de Isabelle Lebais que más me ha gustado y con uno de los que más me he reído nunca. Felicidades Isabelle y a Ricardo Plantagenet Médano por las imágenes, música y ambientación!!
ResponderEliminarFantástico!!!
ResponderEliminarUna situación absurda, muy divertida... y con un final muy digno, jajaja...
Felicidades Isabelle!!
Besos para los dos...
Me ha encantado esa soltura con la que el relato se te va colando en la imaginación. Te va ganando y se coloca en la posición de admiración. Me ha encantado.
ResponderEliminarSaludos
Como bien nos tienes acostumbrados, nos permites adentrarnos en tu imaginación, a través de tus palabras, bien aderezado con las fotografías que acompañas y la música de fondo.
ResponderEliminarبخیت علیرضا
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