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domingo, 5 de enero de 2014

EL SECRETO DEL HUEVO DE ORO II, de Ricardo Corazón de León

Seguimos en pruebas. Se abre la veda para opiniones, críticas, propuestas y demás. Soy todo ojos.
La historia empezó aquí.



Al bajar sentí como una de mis orejas se doblaba en un intento de llegar a mi pómulo, mi nariz, que para entonces se había congelado, quería torcerse hasta la otra oreja y tuve que resguardarme con los gorros y las gafas que me ofrecieron. La respiración formaba carámbanos ya debajo de los orificios nasales. Me subí helado a uno de los frost-truck y tuve que poner en el asiento una manta doblada en cuatro para que mi piel y mi slip no se quedasen pegados allí.

El frío y las tormentas con vientos de hasta 120 kilómetros por hora, en el mejor de los días, hacía muy difícil la llegada allí, pero la permanencia para los que llevaban ya mucho tiempo era una tortura.

            El hielo y el viento que nunca cesaba, que era ininterrumpido y les azotaba a todos, a sus estructuras, a sus campamentos, a sus antenas. Y que siempre venía del mismo lado, intentando echarles, que se marcharan de allí y que no volvieran más. Esa no era tierra para los seres humanos, solo para el hielo y el viento, la nieve y el granizo. Sin embargo, todos estos aguerridos expedicionarios dejaron atrás su cansancio, olvidaron sus ilusiones y deseos de volver a casa y ver a sus familias ante aquel hallazgo. Ya no tenían ganas de irse, querían ser descubridores, verdaderos exploradores de un mundo sin indagar. Lo cual en el momento presente en que el mundo estaba todo visto, hollado, pisado… era casi imposible. Por ese motivo habían ido allí y por ese motivo, ahora con mucha más razón, se iban a quedar allí.

La estación polar Ibiza primitiva se amplió, en ella se instalaron los almacenes y las emisoras de televisión y radio del Descubrimiento Internacional Polar (DIP) y se convirtió en Ibiza Uno, la asentada en la montaña, a cuyo alrededor se estaba horadando, haciendo galerías que se comunicaban entre sí. Ibiza Dos, la que estaba en el subsuelo glacial, comprendía todas las demás instalaciones y albergaba la pila atómica que suministraba la fuerza, la luz y el calor a las otras dos subestaciones, Ibiza Uno e Ibiza Tres, la ciudad de la superficie, compuesta de hangares, de frost-truck capaces de llevar un laboratorio entero, freezing-caterpillar u orugas para el hielo, de vehículos y de las máquinas que atacaban el hielo en todas las formas que la técnica había podido imaginar.

            Inglaterra, al ser la que hizo el descubrimiento, era la potencia invitante; el inglés había sido elegido como idioma de trabajo. Pero para hacer las relaciones más fáciles, Japón había instalado en Ibiza Dos, una Traductora Universal de onda corta. Esta registraba cada discurso, diálogo o estudio e inmediatamente lo traducía a 18 idiomas y 18 largos de ondas diferentes. Cada científico, jefe de equipo y técnico importante había recibido un receptor del tamaño de una almendra, ajustado al largo de onda de su lengua materna, que llevaba de forma permanente en su oído. Un pequeño manipulador de bolsillo, semejante a una chapa de las antiguas e históricas coca-colas, le permitía aislarse del permanente bullicio que recibía a través de su receptor así como establecer que solo se recibiera aquellas conversaciones o diálogos en los que estaba interactuando.

            Cada estado había aportado al proyecto algo. La pila atómica era americana, los helicópteros pesados de despegue vertical eran rusos, la ropa acolchada y termoaislante de abrigo china, las botas finlandesas, el whisky irlandés y la comida española, por supuesto. Los frost-truck o camiones para el hielo y las orugas eran franceses. Había máquinas y aparatos alemanes, italianos, ingleses, canadienses, carne de Argentina y frutas de Israel y España. El acondicionamiento de aire y el confort en el interior de Ibiza Uno y Dos eran americanos, y tan conseguidos, que se habían podido trasladar las familias de los expedicionarios, aunque no eran muchos los que hacían uso de esta posibilidad.

Después de las costosísimas excavaciones en busca del origen de aquellas ondas, de la fuente emisora, mediante el análisis de las muestras recogidas del hielo obtenido en zonas cada vez más profundas, abisales, supimos que aquello que estábamos  buscando, se remontaba a ¡¡¡900.000 años antes!!! Ya no hablábamos de historia ni de prehistoria sino de algo totalmente ignoto. Un terreno totalmente desconocido. En el 2011 se habían encontrado restos de un pequeño homínido en África aunque se trataba de un adulto, lo que ponía en entredicho todas las teorías de los Homos Erectus y se hacía plausible que los homínidos no fueran todos pertenecientes al mismo grupo, sino que hubiera varios grupos, que se separaron y formaron sus propias características. Luego, probablemente, se volvían a reunir por la necesidad, pero muchas de esas especies se extinguieron. Lo que sí estaba claro es que todos los restos arqueológicos más antiguos del mundo se encontraban en África. Al Polo Sur no llegó ninguno de esos seres jamás. Y con este nuevo descubrimiento nos dábamos cuenta de que no sabíamos nada en realidad ni podíamos dar por sentado las teorías que hasta el momento aceptábamos como posibles.


            Perforamos durante muchísimas horas y días y aquello avanzaba a grandes velocidades.

A los 924 metros dimos con la superficie helada de lo que había sido una gran civilización. Era la que habíamos visto en el dibujo de Gibson y la que había dado la vuelta al mundo. La señal procedía de allí indudablemente, así que seguimos horadando ampliando levemente el tubo del pozo. Encontramos un pájaro de color turquesa con el cuello y el pecho amarillo, las patas de color coral, el pico verde, achatado como el de un pato y los ojos negros brillantes. Cortamos el rectángulo de hielo que contenía el pájaro y lo enviamos a la superficie, donde decidieron que permaneciera en su ambiente, en un congelador transparente, cuya imagen fue difundida por todos los medios audio-visuales establecidos en la base, dando origen a un modelo a imitar en todas las tiendas de regalos y de juguetes en forma de pegatinas, moldes, camisetas, pantalones, balones, trofeos, libros, cuadernos o estatuillas de diversos materiales reproduciendo el pájaro encontrado.

Continua aquí

19 comentarios:

  1. Me tienes enganchado, con el ansia viva de saber más de la expedición y de lo que ocurra en las 3 Ibiza.

    Gracias por compartirlo!

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  2. Gracias a ti por leerlo y me alegro de que te guste. Es totalmente innovador pero vamos a ver qué sale.

    Un saludo.

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  3. Como sigo teniendo ventaja, no me quiero aprovechar pero sigo diciendo que esta novela se merece que la publiques cuanto antes mejor (con sus correcciones pertinentes o lo que haga falta pero tienes que hacer por publicarla YA). Sigo alucinando con los detalles y brillantes descripciones que das, me tuvo en su día maravillado y aún me sigue maravillando.

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    1. Muchas gracias, Frank y puede que sí, que la publique. Vamos a ver. Porque luego lo que sigue a la publicación me da mucha pereza.

      Gracias por tus comentarios.

      Un abrazo.

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  4. Oooohhh!!! Qué cachito tan pequeño... me has dejado con la miel en los labios... deseando que llegue la siguiente entrega.

    Gracias Ricardo!

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    1. No te preocupes, Marta, guapa que del próximo te vas a enterar, jajajajaja...

      Gracias a ti, por leer y comentar.

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  5. Se encontró un pájaro?!? De verdad es que es sorprendente, ahora sé que no tengo que esperar nada por que saldrá cualquier cosa de tu cabeza! Más, másssssssss.

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    1. Muchísimas gracias Olga por leer y comentar. Gracias por esos comentarios. Un beso y un abrazo muy fuerte, pintora.

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  6. ESPERO PRONTO SEGUIR LEYENDO LO QUE SIGUE SALUDOS

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    1. Gracias por entrar y comentar, Soledad y tan pronto lo vas a tener que va a ser hoy mismo.

      Un saludo.

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  7. Me siento que no sería capaz de corregirte algo, pero me voy a atrever a decir algo que vi, aunque puede que la errada sea yo jijij.
    En la parte que dice "mi nariz quería torcerse hasta la otra oreja y tuve que resguardarme con los gorros y las gafas que me ofrecieron. La nariz se me había congelado...." No sé, pero me parece repetitivo -nariz- podría ser que quede mejor de esta forma? : " mi nariz, que se había congelado, quería torcerse hasta la otra oreja y tuve que resguardarme con los gorros y las gafas que me ofrecieron. Para entonces mi respiración formaba carámbanos debajo de mis orificios nasales.
    Bueno, no sé, tal vez está de más lo que digo. Corregime si no está bien, que de paso aprendo :)
    ¡Me encanta, me voy a leer la otra parte! Un beso.

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    1. Voy a ello. El problema que tuve ahí es que no hay un sinónimo correcto para las napias.

      Gracias por leer y comentar.

      Un abrazo, Kary.

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    2. :) Un beso. Hoy en cuanto tenga un rato sigo leyendo!

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  8. Ricardo, está tan bien hechas las descripciones y el ambiente que he empezado dudar si es te imaginación o describes hechos reales. Ya estoy enganchado voy al capitulo tres. Un abrazo, Sotirios.

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    1. Sotirios, muchísimas gracias por tus palabras. Para un escritor es una felicidad que te gusten.

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  9. Me está gustando mucho la historia Ricardo. Me hace gracia que las aportaciones interesantísimas de cada país y España... la fruta. ¡Qué le vamos a hacer! Se nota una gran labor de investigación detrás de tu texto, además de una buena dosis de imaginación, menuda aventura y en qué condiciones.... Por cierto, mataría por uno de esos traductores universales!! Abrazucu de los míos desde Villa de Rayuela!

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    1. Muchísimas gracias, Lucía. Me alegran mucho tus palabras. También yo mataría por muchas de las máquinas a las que doy vida. Eso sí, nunca mataría a ningún animal, por supuesto. Espero que te siga gustando.

      Un abrazo muy fuerte.

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  10. Me encanta el aire de igualdad y colaboración. Lo mejor de cada uno y un sistema que permita mantener una comunicación de iguales.
    También me pareció curioso el detalle al final, sobre el hallazgo convertido en una simple curiosidad/moda.

    En los pequeños detalles de redacción:
    -- Redundancia: «que nunca cesaba, que era ininterrumpido», aún si lo segundo quería abarcar al conjunto, se ven raros puestos al lado.
    --Seré quisquillosa y diré que esto podría reformularse (a menos que tenga intención): «se había podido aceptar la presencia de las mujeres de los expedicionarios o de sus maridos.»
    --Amé esta frase: «Y con este nuevo descubrimiento nos dábamos cuenta de que no sabíamos nada en realidad ni podíamos dar por sentado las teorías que hasta el momento aceptábamos como posibles.»; es que me gusta mucho ese descubrimiento que vuelve cada cierto tiempo.

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  11. Muchísimas gracias Tania por tus aportes de tanto valor para mí. Me gusta que alguien lo lea, además de por placer, con aire de crítica.
    Reformularé los maridos y mujeres, jaajajajaja...

    Un saludo.

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