Translate

domingo, 6 de abril de 2014

EL SECRETO DEL HUEVO DE ORO XIV, de Ricardo Corazón de León.

La historia comienza cuando se descubre el gran Huevo de Oro enterrado a miles de metros de profundidad en el polo sur. Y dentro de él una pareja, un hombre y una mujer, de hace más de novecientos mil años; por lo tanto, serían nuestros verdaderos antepasados y no descenderíamos del mono. ¿Están vivos o muertos? Esta ficción viene de aquí y empezó acá. 



(Foto encontrada en Google)


Magnus sabía que era necesario para que todo marchase que ellos comprendieran a Joyce, no solo la Traductora que Kristian le hacía llegar en privado.

Fue a hablar con él y le preguntó por qué no podía instalar un idioma más para transmitir en el de Joyce. Su respuesta fue difícil de seguir pero vino a decir que era casi imposible sin volver a reordenar a Kris entero, lo cual llevaría semanas.

─¿Por qué no quitas uno de los dieciocho idiomas y lo sustituyes por el de ella? ─preguntó Magnus.

─¿Pretendes que yo unilateralmente decida suprimir una de las representaciones estatales? ¡Ni hablar! Reuníos, habladlo, votadlo y luego me lo contáis…

─¿De dónde procedía Fiodor Vlaskov? ─ indagó Magnus.

─De Sudáfrica, concretamente de Johannesburgo ¿Por qué?

─¿Y qué hablaba? ─susurró, invocando interiormente que no fuera el inglés porque entonces no tendrían ningún otro canal.

─Afrikaans ─respondió Kristian, que mientras lo pronunciaba se le iluminaba la cara de alegría, añadiendo─ y era el único que lo hablaba, por lo que podemos quitar ese canal y sustituimos ese idioma por el de Joyce.

Ambos palmeaban como niños pequeños. Antes de irse, Kristian le entregó un auricular-transmisor y un mando para que se lo pusiera a ella, totalmente distinto al que se había llevado la primera vez.  El otro que se había llevado solo servía en una conversación de uno en uno y en el idioma de Magnus. Se dieron la mano como habían visto hacer en las películas antiguas, entrechocando las palmas de la derecha en alto y luego cerrando el puño y con el pulgar hacia arriba. Tantas horas juntos y tanto trabajo satisfactorio les habían convertido en amigos.

Se dirigió inmediatamente a la Sala de Enfermería y al llegar le apartó una onda pequeña que le cubría la oreja y le introdujo el auricular como una almendra. Sus orejas le parecieron pequeñas flores que se abrían para él, tan perfiladas, tan jóvenes, tan redondeadas… y él se quedó con el mando.

De este modo los sabios, él y, sobre todo, Joyce podía ser escuchada por todos. Ella había hecho intención de separarse cuando se lo introdujo en la oreja pero luego confió en él y se dejó hacer. Ahora Magnus le hablaba dulcemente,
(Imagen obtenida en Google)









─Somos amigos, somos tus amigos ─Joyce abrió esos inmensos ojos azules de color ahora casi violeta y sonrió abiertamente. Era la primera vez que la habían visto sonreír y se hizo un silencio generalizado, de admiración. Ella aún no entendía o no parecía comprender lo turbadora que resultaba para todos nosotros, para todos los hombres de este mundo y muchas mujeres. Ignoraba inconscientemente los deseos inflamados y ardorosos que despertaba a su paso. Inocente como una niña. Magnus sacudió la cabeza y se obligó a proseguir porque aquella sonrisa, como a todos, le había dejado noqueado.

─No vamos a hacerte daño. Estás con amigos y lo único que queremos es que seas feliz. Te proporcionaremos todo lo que necesites para que te encuentres cómoda. Te contaremos cómo te hemos encontrado y lo que ha sucedido para que lo hiciéramos. Pero, antes de todo, mi nombre es Magnus ─ y se tocó el pecho.

            ─Joyce─ y señaló su pecho. ─Magnus ─y señaló el pecho de él─ y Joyce─, repitió.

Joyce sonrió y preguntó con una clara voz musical

─En el bunker estábamos dos personas. ─ Magnus asintió.

─Él es Plinio. ¿Está vivo?

─Está congelado como tú estabas, no le hemos reanimado todavía.

─¿Los otros búnkeres menores han resistido? ─ me encogí de hombros, sin saber qué responder.

Richard me sacó del apuro, ─No hemos encontrado a nadie vivo salvo a ti. El otro hombre que estaba contigo sigue sin reanimar, está igual que cuando te encontramos a ti. No sabemos de los búnkeres que nos dices, solo hemos encontrado el tuyo.

─¿Cuánto tiempo he estado durmiendo? ─ preguntó interesada y preocupada, mirando a su alrededor y no reconociendo nada de cuanto había allí.

─¿Días, semanas, meses…? ─inquirió alarmada. Su cara estaba en tensión.

Nadie osaba responderle. ¿Cómo le dices a una persona que lleva 900.000 años durmiendo? ¿Cómo le haces saber con dulzura que nada de lo que hubo perdura, ni siquiera el polvo de lo que estuviera construido su mundo? Cuando Magnus fue a responder, Richard se tapó el micrófono para que no pudiera ser escuchado por Joyce y le advirtió de los posibles peligros que representaba decirle de golpe el verdadero tiempo que había transcurrido. Magnus de igual modo, repuso que era mejor a veces, en psicología, una verdad terrible que una mentira constante por mucho shock que suponga. Así que decidido le contestó


─ ¡900.000 años!
(Imagen procedente de Google)

Ella abrió desmesuradamente los ojos y cuando comprendió, chilló, chilló como si un cuchillo le perforase el corazón. ─No, no, ¡NO!

─¿Egon? ¿Egon…? ─y sin esperar respuesta alguna salió gritando y llorando de la Sala de enfermería dándole a Richard un empujón que le tiró en el suelo, recibiendo un fuerte golpe en el brazo Robert que intentó acogerla y abriéndose a codazos entre los que intentaban sujetarla.

Arthur la sujetó por los brazos y recibió de ella un puñetazo en la cara que hizo que la soltase, llevándose las manos a la nariz partida. También estaban los paparazzi pero a ella no le importaban, siguió aullando y corriendo, apartándoles con una fuerza endiablada, hacia la salida, que en ese momento justo se abría para dejar entrar un frost-truck o camión para la nieve. Ella salió al frío polar, a la tormenta que soplaba a más de 200 kilómetros por hora, a los copos tan rígidos como granizo y opuso resistencia pero el aire la zarandeaba en ese ambiente hostil y gélido y después de intentar gritar sin éxito, cayó desmayada.

Mientras los hombres la levantaban, la abrigaban y la llevaban a la enfermería, la Traductora Universal señalaba que al no coincidir con ningún vocablo o palabra de todas las conocidas en ese idioma, entendía que era un nombre propio, posiblemente masculino.

Mientras la masajeaban y friccionaban para que entrase en calor, Geraldine habló

─Ese Egon debe ser de quien está enamorada. Y es comprensible el shock que ha sufrido ─mirando alternativamente a Richard y a Magnus ─porque para ella solo había pasado un día, ni siquiera eso, le acababa de dejar, era su amado y estaba vivo y ahora, ahora… habían transcurrido ¡900.000 años! Lo que supone la absoluta pérdida de la persona amada.

Magnus con cara de arrepentimiento se volvió y se marchó.

(Imagen encontrada en Google)


Cuando volvió en sí, el shock había pasado, en apariencia. No le quedó ninguna secuela de la congelación o alguna pulmonía o resfriado. Nada absolutamente. Es como si fuera inmune a todas las enfermedades, lo que les daba a los científicos otra razón más para investigar. De su Egon, de él, su amor imposible, su amor desesperado, no volvió a hablar. Pero la firme determinación de su semblante, el apagado fulgor de sus ojos, la indiferencia hacia todos y todo, la condena… a la que se veía sometida toda su vida no dejaba de hacerse visible, sobre todo para mí.

Quiso saber cómo había sido encontrada y lo sucedido, la crónica pero al ir a leérsela, denegó con la mano y dijo

─Magnus, quiero a Magnus.

Así que fueron a buscarle, a pesar de que le habían prohibido que volviera a tratarla después de lo ocurrido. Para Joyce era su único amigo, el que le había dicho siempre la verdad, la cara que vio al despertar y el que la acompañaba día y noche. Faltándole motivos para seguir viviendo y no teniendo nada que le uniera a este mundo, si querían algo tendría que ser a través de Magnus, pues sin él se veía impotente y frágil.

Magnus acudió y comenzó a leerle el informe pero en un momento dado lo dejó y él mismo se lo fue contando, a solas ellos dos, como había pedido. Luego entraron todos los demás científicos, que estaban detrás del muro transparente y empezaron a preguntarle. Primero la edad, quién era, en qué trabajaba, cómo funcionaba la máquina de comida, cómo funcionaba la de los vestidos…

Magnus tenía el mando para filtrar las preguntas que se le hicieran pero todos las hicieron a la vez, así que tuvo que desconectarlo para que Joyce no se volviera loca y hacerles comprender que a ella no le llegaban las preguntas por separado sino todas entraban en la Traductora y salían a la vez. Así que de nuevo tuvo que imponer las reglas más elementales de comportamiento con una extranjera.

Por orden, fue respondiendo a todas sus preguntas. Geraldine se acercó y le preguntó que dónde estaba su país, y dónde el otro que les había atacado. Para ello le dio un globo terráqueo que estaba apoyado en la mesa de escribir. Ella al principio, parecía no reconocerlo y se quedó pensativa, pero tras darle varias vueltas y hacerlo girar lo puso en posición absolutamente vertical con respecto al sol, sin ángulo de inclinación ninguno.

Robert Graves aplaudió porque esa era precisamente su teoría y se la habían rebatido en todos lados. Ahora por fin, tenía un testigo, alguien para verificar sus teoremas.


                                        *********

16 comentarios:

  1. De nuevo en marcha mi querido amigo... no sabes cuanto me alegra que poco a poco vayas recuperando tu vida... la novela cada vez más interesante, nos tienes atrapados y no podemos (ni queremos) dejar de leerla, así que no nos tengas mucho tiempo sin el siguiente capítulo. Un fuerte abrazo y que sigas disfrutando del domingo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Frank. Como siempre el primero en comentar. Lo hice por obligación pero así es como se comienzan las cosas.
      Un fuerte abrazo y mis mejores deseos para esta nueva semana.

      Eliminar
  2. Buenooo por fin puedo comentar por aquí, he leído todos los capítulos anteriores pero no era capaz de recordar la contraseña para poder comentarlos ( ya sabes lo desastre que soy con mis cuentas).
    Como dice Frank me alegro de tu regreso, poco a poco ...
    Ya te estás poniendo con el siguiente capítulo que es una historia que me tiene almente enganchada.
    Me encantan las imágenes que has elegido casi tanto como la música que acompaña el texto, es muy diferente leerlo así. Me gusta y lo hago extensible a los capítulos anteriores que intentaré comentar ahora que puedo
    . Un abrazo corazón.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te echaba de menos el blog y yo. Vamos que ya es hora de que publiques aquí algo. Muchísimas gracias por tus halagos y ya sabes, se comienza cumpliendo por obligación y poco a poco se va haciendo una devoción.
      Gracias por las imágenes que, esta vez, no escogí yo, sino tú, salvo una que ya sabes quién es.

      Un abrazo muy fuerte.

      Eliminar
  3. Ricardo súper genial tu nuevo capitulo. Felicitaciones desde Colombia!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por leer y comentar, colombiana. Muy bueno que te guste la novela.

      Un abrazo desde España.

      Eliminar
  4. Desde Argentina, felicitaciones. Te sigo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por leer y comentar, argentina. Es un placer que te guste la novela.

      Un abrazo desde España.

      Eliminar
  5. Me alegro de todo corazón de tenerte aquí!!!
    Disfruto de cada nueva entrada y siempre me dejas con algo en que pensar... debe ser tan terrible despertar y darte cuenta que lo has perdido todo...
    Gracias Ricardo!!! Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti, Marta. Me das una alegría cada vez que comentas porque eso es precisamente lo que quiero. Muchas gracias por tu fidelidad y sí debe ser terrible que de todo lo que tú vivieras no quede nada y que para ti sea unas horas más tarde, una siesta...

      Eliminar
  6. Qué bonito tenerte de nuevo y poder seguir disfrutando esta historia. :)
    Tengo que decir que las imágenes me llevaron a recordar a Isabelle, ahora veo que tuvo que ver en la elección de las mismas y dejó su sellito ijiji.
    La música una dulzura, que además, me alegro poder escucharla durante la lectura desde el móvil.
    Es una historia muy atrapante, muy bien lograda y que se lee con entusiasmo y ganas.
    Un abrazo grande Ricardo. Me alegro que puedas retomar el blog. Seguimos a tu lado dándote apoyo.
    Un beso con cariño.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Karina. Me encantan tus ánimos y tus buenas palabras. Esta entrada, en concreto, me costó horrores hacerla pero si no hubiera sido por ella no habría continuado la novela por capítulos.
      Gracias por tus palabras.
      Un abrazo muy fuerte.

      Eliminar
  7. Ricardo, ahora entiendo porque tienes tantos fans, eres el mejor un afuera de serie, estoy templando de emoción, voy rápido a leer el siguiente capitulo. Un fuerte abrazo, amigo, Sotirios.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Sotirios. Uno de mis fieles lectores. Me alegro que te guste tanto la historia. Eso es lo que pretendo. Gracias por tus animosos comentarios.

      Un abrazo muy fuerte.

      Eliminar
  8. Buenísimo, Ricardo, no dejas de sorprenderme!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Lucía. Ya veo que te has puesto al día. A ver si me pongo yo en cuanto a las publicaciones del blog que desde que me fui de vacaciones no he vuelto a publicar.

      Eliminar

Si quieres dejarnos un comentario, no te cortes, somos todo ojos, siempre deseosos de leerte.