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martes, 3 de diciembre de 2013

MI ÚLTIMO VERANO (1ª parte), de Ricardo Corazón de León

La verdad es que plasmar mis primeros escritos ahora, para mí es un tanto vergonzoso, pero me sirve para comparar un antes y un después. Este relato, sin alterar, se presentó a un concurso donde fue seleccionado con otros y que de ahí no pasó. Así que lo de inédito se perdió ya. Lo he dividido en dos partes para que no os resulte tan largo.

Pintura de Vincent Fritsch






                                               MI ÚLTIMO VERANO  I

La verdad es que esto es la gran vidorra. Este es el último año que me queda como estudiante, así que es el postrimero verano que tengo tres meses de vacaciones. Luego cuando cumpla los dieciocho tendré que trabajar e ir a la universidad, pero eso me parece tan lejano ahora que no lo voy a pensar.
            La vida es bella y yo soy un privilegiado. Estoy en la playa, en una cafetería en el exterior viendo el mar y la arena frente a mí. El día es perfecto, luce el sol y hace una brisa que quita el tórrido calor de agosto. Lo que no me quita es la calentura que tengo por mis compañeras de cervecitas. Llevamos ya media hora como todos los días en este momento: la hora del aperitivo tomándonos unas cañas. Es la mejor hora. Eso sí, ¡tienen que estar fresquitas! Y a ser posible que todas las que nos sirvan sean botellines que así se calientan menos.
Estábamos con mis compañeras (también están mis amigos, pero esos no me importan tanto) de cervezas. Mira que están buenas, ¡madre mía! ¡Todas! Tengo verdadera dificultad por elegir con cuál quedarme. Todavía no están pilladas y a esta morenita, Merce, la tengo medio ligada. Y cómo me come las orejas… vaya!
            Me aparto, que pasan mis hermanitos y van a la playa a darse un chapuzón. Me levanto, miro que crucen bien y les digo adiós con un gesto. No obstante, me fijo de refilón en la última figura que pasa, con un bañador negro y tan céreo como un cadáver… ¡Vaya tipo raro!
            ─Merce, pero qué bien te sienta el moreno con ese bañador blanco que realza tu tipazo. Estás de muerte! ─Se ríe haciéndose la tímida y se aparta el pelo negro azabache y largo de su cara. Al hacerlo, el perfume fresco que desprende me atonta por un momento, si es que se puede estar más tonto que estoy hoy. Tengo que hacer verdaderos esfuerzos con este bañador para disimular mi entusiasmo porque, aunque sea amplio, no lo es tanto como quisiera.
            ─¡Hola, cariño! ¿Te acuerdas de mí? ¿Quién soy? Me tapa por detrás los ojos mientras que sabiendo perfectamente que es Virginia, me dedico a intentar tocarle las piernas por detrás y la cara y los brazos por arriba hasta su cara. Cuando llego a ella me destapa y me da un beso en los labios.
            ─¡Hola, Virginia! ¿Qué tal? ¿Acabas de llegar? Siéntate.
            ─¡Eh, chicas! Que no soy su novia, podéis seguir con él. Yo solo soy alguien muy especial en su vida ─me hace un guiño de complicidad y se ríe.
            En ese momento levanto la vista de Virginia y detrás de ella, al otro lado de la carretera para cruzar a la playa, está el señor del bañador negro con cara de muerto ¡mirándome! No puede ser. Busco detrás de mí por si mirara a otra persona pero no, no hay nadie. Me mira a mí directamente. Bueno, no sé lo qué querrá pero estoy demasiado a gusto para preocuparme por si se fija en mí un cadáver.
            ─Mira, Virginia, te presento a las que no conoces, Merce, Paloma, Esther, Isis y Azul. Y de los chicos al único que no conoces es a Roberto, una nueva adquisición.
            ─Ya veo ─dijo ella, riéndose─ renováis vestuario femenino pero el masculino sigue el mismo solo que entra un nuevo córner en sustitución de Alberto.
            Los chicos están ajenos, metidos de lleno en una discusión sin sentido sobre quiénes son los mejores de sus equipos y están tan acalorados que no se han dado cuenta de nada, salvo Roberto que, al sentirse nombrado, la saluda ─Hola, Virginia! Y le da dos besos, siguiendo pendiente de sus preferidos. No podía pedir más: seis chicas pendientes completamente de mí y una de ellas, Virginia, que ha servido de revulsivo para que las otras se encelen con ella. Desde luego, hoy es mi día.
            Dirijo una gran sonrisa a todas que pretende ser encantadora y les pregunto si quieren otra ronda más de lo mismo. Todas aceptan y me miran de arriba abajo cuando me levanto para buscar al camarero. Mientras le busco mis ojos coinciden con los ojos del cadáver, bueno, el que parece un cadáver; sigue apostado al otro lado de la carretera pero me hace señas para que vaya y me señala la playa. Vuelvo a mirar por si fuera a otro pero no hay nadie más. Bueno, a lo mejor le pasa algo de verdad y yo estoy aquí sin hacerle caso. Doy con el camarero, le encargo la ronda y le digo a las chicas que vuelvo enseguida.
─Voy a ver qué quiere el hombre cadavérico ese ─y me dirijo hacia él, mientras escucho ¿Quién? ¿Qué hombre? ¿Dónde vas, Ric?

Justo cuando empiezo a cruzar la carretera él se mueve a la entrada de la playa cruzando los jardines y me sigue haciendo señas desesperadas para que vaya y me señala la playa. Al llegar a la entrada de la playa me señala y lo que veo me produce un vuelco en el estómago, horrorizado contemplo como el día es gris y oscuro y se ha transformado en un hervidero de gente corriendo aterrorizada por salvar la vida huyendo de la playa. Contemplo el mar, ¿Y el mar? ¿Dónde está? ¡Por Dios! Se ha retirado metros hacia dentro llevándose a todas las personas que estaban sentados a ese nivel y, a lo lejos, se divisa una ola gigantesca, más bien un muro de agua alto como una colina que se está acumulando, haciéndose más grueso, potente y alto para dirigirse en todo su salvajismo contra nosotros. Todo el mundo corre. Yo miro con los ojos desorbitados el lugar donde se sientan siempre mis hermanos y… no están… ¡no los veo…! ¡¡Mis niños!! Grito, grito de impotencia y de terror, de odio y de rabia, grito con toda la fuerza de la que soy capaz, mientras cierro los ojos y me dirijo con los brazos alzados hacia el cielo.



15 comentarios:

  1. Pues espero la segunda parte! me he quedado justo en el susto! dices que es iniciático, yo lo que veo en el principio es una inocencia de juventud pero en el relato mismo, no en la forma de escribirlo. Al ambientar esa alegría inocente de la vida y la belleza la destrucción inminente se hace más impactante. Felicidades de nuevo y encantada de leerte otra vez!

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    1. Eres un sol, Olga. Muchísimas gracias. Yo cuando lo leí me daba no sé qué publicarlo. Me parecía que estaba todo mal pero si quiero opiniones tenía que dejarlo como estaba por si había algún cambio de antes a ahora.
      Gracias por comentar, guapa.

      Un abrazo.

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  2. Pues te has equivocado amigo mío, pues este relatos en uno de los mejores tuyos (no está todo tan deletreado ni "embellecido", es como ¿más natural? Desde luego que a mi es uno de los que más me han gustado. Tiene frescura, acción, algo de humor y mucha tensión ¿qué más se le podía pedir a un relato? ¡Bravo por mi amigo "el novato"! ja,ja,ja,ja

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    1. Ohhhh...!!! qué ilusión!!!
      Gracias por comentar y muchas gracias por lo que dices.
      Un abrazo. Me volveré natural y "más fresco" aún, jajajajajajajaja...

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  3. A mi también me ha encantado. Espero con ansia el desenlace de mañana!!

    Saludos

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    1. Muchísimas gracias Ramón. Me alegro de que te haya gustado. Después de tanto histórico necesitaba publicar algo de lo primero del todo.

      Saludos.

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  4. Hola Ricardo, me ha parecido un relato muy bueno y como el resto de compañeros, esperando impaciente la segunda parte.
    Saludos

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    1. Muchísimas gracias, Mariló. Espero no defraudarte porque a lo mejor el final no es "para tanto" o no responde a tus expectativas.

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  5. Hola Ricardo, me parece un relato creible en toda la escena adolescente. Cuando aparece el cataclismo creo que hay un giro demasiado forzado. Pero es una opinion nada mas. Quiero decir que en mi caso, y justo ahi, el escenario se me rompe porque simplemente me parece poco creible. Dicho lo cual... y esperando que no te moleste...¡¡espero la segunda parte!!! Besos.

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    1. Totalmente de acuerdo, Laura. Totalmente. Lo sé. Después aprendí, pero no podía tocarlo si quería ser honesto.
      Muchísimas gracias por tus palabras. Me gustan mucho las críticas bien fundamentadas o bien hechas.
      Un abrazo.
      Esperemos que la segunda parte responda a tus expectativas, jajajajaj...

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  6. Ricardo esto fue una grata sorpresa.

    Me gustó y espero la segunda parte, tiene un buen balance y es fresco y eso se agradece mucho.

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    1. Muchísimas gracias Katy por dejar tu opinión. Fresco sí que es. Era tan primerizo... jajajajajaja... Espero que la segunda parte no te defraude.
      Saludos.

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  7. Ya leí la primera parte. Espero el desenlace. Gracias

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  8. Realmente es una historia muy buena. Voy a coincidir en que me pareció que, la escena del mar, me dejó pensando y he vuelto atrás para leer si me perdí una estrofa. Me dio la impresión que el accidente iba al ser cruzando la calle y luego aparecí en el mar... Más allá de eso y, alguna puntuación que detectarás mejor que yo, la historia es atraspante y quedás esperando la continuación. Eso es bueno, quedar enganchado con la historia.
    Por otro lado está muy bien eso de dejar tal como estaba el relato escrito porque nos da la satifacción personal de ver cómo vamos mejorando en el tiempo. Y yo, que te leo siempre, se nota tu gran cambio.
    La historia es fresca, se lee muy bien, te hace introducir en el tiempo y espacio del protagonista, eso me gustó mucho.
    No había visto el video, ni había escuchado esa canción y realmente me encantó.
    Me voy a la segunda parte, eso es lo bueno de no haberlo podido leer ayer jiii.
    Un abrazo grandote :)

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  9. Un par de apuntes antes de seguir leyendo el relato (y ya te comento en el siguiente post el conjunto).
    Comentas en el inicio del post que ya se perdió lo inédito porque fue seleccionado en un concurso. Por lo que tengo entendido, para que no sea inédito, en realidad, salvo que digan expresamente otra cosa, tiene que ser publicado y que la publicación sea real, me refiero con eso a que tenga ISBN.

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