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miércoles, 9 de enero de 2013

CHAT, de Ricardo Corazón de León






CHAT
                                       
            ─Toma, dale una calada─ y me pasó una pava rechupeteada.
            ─No, no me apetece ahora. Quiero enrollarme con una tía buenorra que me ha dado su mail. Voy a chatear y si tengo suerte hoy me la llevo al catre.
            Encendió el ordenador y no prestó atención a Brandy que estaba tirando el balón a una invisible canasta de baloncesto. Tampoco vio el desorden, los ceniceros hasta arriba, las fotos de su familia y de su novia. Ni los títulos y copas al mejor equipo de beisbol del que formaba parte.
            Vio parpadeante la luz verde del chat y se dispuso a saludarla. Era Karina, recordaba. ¡Uff! Estaba tremenda. Intentaría darle pena, con eso siempre caen. Son unas incautas y su novia no tenía por qué enterarse. Brandy no se lo iba a decir.
            ─Brandy, tú de esto ni mú.
            ─Vale, colega. Pero si se entera yo no estaba cuando lo hacías que luego me llevo yo la bronca y ya me tiene suficiente manía.
            Hola, Karina ¿Cómo estás?debería ser más una afirmación que una pregunta─ sonrió.
            ─Hola, Vidal. Bien. Justo estaba pensando en ti ahora mismo.
            ─¿Sí? ¡Cuánto me alegro!
            ─Estaba pensando, Vidal… si no estarías comprometido… Ya sabes… Yo no quiero meterme en medio de nadie…
            ─¡No! ¿Qué dices? Si en este momento lo estoy pasando fatal, como para pensar en chicas. No me interesan.
            Brandy le miró con ojos recelosos. No le gustaba nada que Vidal se portara así con Jeny. Ella era una buena chica. Pero alzó los hombros y siguió aporreando la pared con la pelota.
            ─Entonces quizás te moleste en este momento.
            ─No ─dijo Vidal─ Si ahora estoy completamente solo y me siento muy desamparado.
            ─Pero ¿por qué estás tan triste?, parecías sonriente antes.
            ─No, déjalo. Si te lo cuento te aburriré y yo no quiero eso.
            ─Cuéntamelo. Venga. A ver si puedo ayudarte.
            Claro que puedes ayudarme y no sabes cómo ─pensó Vidal, mientras sonreía con suficiencia. Esta ya estaba en el bote. Un poquito más y serás mía. Iba a decírselo a Brandy pero este había desaparecido ─menos mal, estaba de los pelotazos hasta las narices.
            ─Bueno, tú lo has querido, luego no me llames quejica o aburrido. Hace tres meses que se murieron mis padres y mi novia me dejó la semana pasada porque no aguanta que esté tan triste todo el día.
            ─¿En serio? Si es una broma me parecería de muy mal gusto…
            ─No, en serio ¿Cómo voy a bromear con una cosa tan seria?─ y contempló el retrato de sus padres a los que adoraba aunque les hiciera rabiar tanto. ─¿Y el retrato? ─me lo habré dejado en la otra mesa o se habrá caído. Es todo un desorden esta habitación. Y el pelma de Brandy que no volvía con lo bien que podían estar pasándoselo, burlándose de esta boba.
            Tras una pausa premeditada, el timbre del chat volvió a sonar.
            ─Vidal, no tenía ni idea de lo que te pasaba. ¡Pobrecillo! ¿Cómo pudo dejarte tu egoísta y estúpida novia en un momento así? ¿Te encuentras bien? ¿Quieres venir? Te invito a un café. Estoy ahora en casa. Si quieres pasarte… Tengo remordimiento de todo lo que he llegado a pensar de ti… Pásate, si quieres… A la hora que te parezca.
            ¡Leches! Esta era más cándida y tonta que las recién salidas de fábrica ─sonreía de oreja a oreja─ Y mi amor no se enterará jamás, jeje… ─Y lanzó un beso a su gran poster en la pared.
─¿Y el poster?─ dijo Vidal en voz alta─ ¡Ha desaparecido! Pe-pero esto no puede ser. No tiene patas.
Quizás el tonto de Brandy se lo había llevado, siempre la estaba protegiendo. Pero por qué no estaban sus fotos en el cajón y la grande que decoraba su carpeta plastificada. Sus entrañas empezaron a revolverse y una sensación de agobio le agrandaba los ojos y le hacía temblar.
Se levantó a buscar la foto de sus padres y de Jeny. Nada, no había nada, ni siquiera una señal de que hubieran estado alguna vez. Esto no iba bien, nada bien…Se dirigió inmediatamente al teléfono y llamó a sus padres, nervioso, con el corazón acelerado… ¡Dios mío! ¿Qué he hecho? ─El número marcado no existe. No hay nadie registrado con esa numeración─
─¡No puede ser! ¡No puede ser!─gritó─ ¿Qué está pasando aquí?─ se preguntaba mientras marcaba el número de su novia y por segunda vez escuchaba el mismo mensaje. No entendía nada pero ya sentía pánico. Estaba horrorizado. Miró el portátil y abrió mucho los ojos, corriendo para sentarse delante y escribir. Debía poner toda la verdad, decir toda la verdad. Esto no podía estar pasando. Eran sus odiosas mentiras y alguien o algo, quizás Dios, le estaba castigando por ser tan mentiroso, falso y engañoso y por reírse gratuitamente de buenas personas.
Fue mucho lo que pensó en ese minuto que tardó en volver sobre el teclado.
─Mira, Karina. Todo lo que te he contado es mentira. MEN─TI─RA. Todo. No se ha muerto nadie, tengo novia y no me dejaría por nada del mundo y mi amigo está conmigo aquí jugando con un balón.
Miró la pantalla y abrió los ojos desmesuradamente. En ella se veía un mensaje.
─Te espero. Ahora te dejo que me llaman. Hasta luego. Un abrazo.
Contempló la luz gris del chat desconectado… Desconectado…
                                               FIN

11 comentarios:

  1. Buff... pues qué quieres que te diga? me parece terrorífica mente bien merecido, lo que le ocurre por gañan y mentiroso. Sé que no lo tienes acabado pero creo que aquí tienes un excelente relato a poco que le des una manita más de "pintura" y le des el "color" adecuado. Por lo menos a mi me ha gustado (y eso que no está acabado). Un abrazo chaval y hala, a acabarlo YA.

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    1. Me satisface que te guste. Y que te parezca terrorífico. Ojalá, lo leyeran todos aquellos que se pasan los días mintiendo por el chat y que les pasase aunque solo fuese por un día. Al día siguiente no volvían a decir una mentira más.

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    2. Ojalá ... Muy buena. Esperando por la continuación ... Gracias.

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  2. Me ha gustado mucho, me parece que le està bien empleado.Escalofriante relato que da mucho que pensar sobre la poca calidad humana de los que utilizan los sentimientos de los demás para divertirse, sin pensar, que detrás de cada pantalla hay una persona.
    Me gusta como lo has contado, y el final, que aunque se arrepintió ya era tarde, es como un aviso para navegantes.

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    1. Tenía pensado un final distinto pero me pareció mejor este. Gracias por leerlo y es un honor que te guste. Es cierto lo de estos individuos. Además este se arrepintió a posteriori, y así nos arrepentimos todos.
      Gracias por pasarte.

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  3. A mi me ha encantado y aunque os parezca extraño me encanta el personaje y quiero saber más de él. Ric deberías de escribir varios capítulos de este cafre y quizás este sería el final.

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    1. Hola, Mercy. Muchas gracias por tus palabras y me pienso lo que me has dicho, ok?

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  4. Se me hizo corto y quizás me extendería un poco más, por ejemplo cuando llama y no contestan, me pareció demasiado rápido. Pero me ha gustado mucho, solo le falta un poco de pulido y entonces será fantástico. El personaje ‘canalla’ me gusta. Pero no soy una experta, solo es una humilde opinión.

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    1. Tienes toda la razón. Fui muy abrupto y cortante. Corresponde a mis primeros relatos y aunque le falta un buen pulido, dejarían de ser los primeros si ando retocándolos todo el relato. No sé, quizás no debiera colgarlos así y siempre estarlos mejorando, pero este tiene dos años ya y si lo retoco hago otro distinto.
      Pero agradezco todas tus opiniones que son muy valiosas.

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    2. Lo más impactante desde luego es ese toque paranormal sobre el que termina girando la historia: la desaparición de la foto y el póster, no estaría mal que así ocurriera en la vida real con algunas personas de reprochables comportamientos.
      El final nos deja con ganas de más, pero no olvidemos que hay historias que valen más por lo que sugieren, insinúan e incluso callan.
      Un abrazo Ricardo.

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    3. Muchísimas gracias, Yolanda. Tienes toda la razón, el cuento puede terminar como cada uno quiera o sienta que puede terminar pero sólo es un aviso de lo que puede suceder si mientes y, además, un aviso que puede suceder en cualquier momento y que no se arregla siempre bien.

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